martes, 5 de julio de 2011

... y volví a coger los pinceles (y las espátulas por supuesto)

Dicen que Bellas Artes es una carrera muy vocacional, quizás la más vocacional que existe. Sin embargo, mi vocación no ha hecho más que sufrir altibajos en los últimos años.

Decidí estudiar Bellas Artes porque se me daba más o menos bien dibujar, de pequeño me pasaba el día dibujando y era algo que me encantaba. Tenía claro que iba a dedicarme a algo relacionado con el arte (una vez que asumí que no valía para futbolista profesional). Pero sin embargo, con el paso de los años fui abandonando este hobbie. Aun así, creía que podría volver a ilusionarme y retomar esa afición, por lo que decidí empezar Bellas Artes tras hacer el bachillerato artístico.

El paso de los años hizo que al mismo tiempo que disfrutaba como un enano de mi estancia en Salamanca, me desilusionara cada vez más con la carrera. Iba aprobando las asignaturas con la ley del mínimo esfuerzo, pero no terminaba de disfrutar de lo que hacía, hasta que tras tres años de dudas, aparecieron dos profesores llamados Julio y Fernando que me hicieron descubrir un mundo nuevo que no había explorado lo suficiente: la Pintura. Básicamente, descubrí la diferencia entre el dibujo y la pintura, que aunque pueden complementarse, son totalmente diferentes. Dibujar ya me aburría, mientras que me di cuenta de que componer a partir de manchas de color podía ser apasionante.

Con Julio y Fernando aprendí a crear un estilo que he ido desarrollando en los últimos años a pesar de que en algunos momentos quizás me he estancado, o he hecho auténticas chapuzas por intentar evolucionar, pero de todo se aprende. Una de las pocas cosas que entendí de los textos de Greenberg (el crítico de arte más conocido del siglo XX) fue que la principal característica de la pintura moderna es que muestra claramente el plano bidimensional del cuadro, sin tratar de crear una ilusión de tridimensionalidad. Mis cuadros tienen como característica que cuando podrían estar terminados (gastando una burrada de pintura) los emborrono, unas veces con más acierto que en otras, con espátulas u otras herramientas. De forma que el cuadro queda totalmente "aplanado" y con una textura muy característica. Dicho así no parece que sea muy difícil, pero me costó mucho llegar a encontrar este estilo. Me dicen que soy un salvaje (los neoexpresionistas alemanes son conocidos como los "Nuevos Salvajes"), y en cierto modo creo que una de las principales características de mi pintura es que transmite fuerza e intranquilidad. Casualmente, tiene mucho en común con mis gustos musicales, supongo que va todo relacionado.

Mi principal problema ha sido que unas veces por vagancia, y otras por falta de tiempo, tan pronto me pasaba un verano entero pintando casi todos los días, como me tiraba medio año sin agarrar un pincel. Esta falta de constancia me ha impedido evolucionar, porque aunque creo en lo que hago, pienso que tengo mucho margen de mejora y muchísimo por aprender.

Otro de mis grandes problemas es que sinceramente, hay muchas cosas del mundo del arte que me superan totalmente. Para empezar, es algo que me gusta, pero reconozco que nunca ha llegado a apasionarme tanto como otras aficiones que tengo. Además, estoy muy cerrado en mi estilo y en los estilos que me han influido -desde las vanguardias pictóricas de principios del siglo XX a los neoexpresionistas de los 80, pasando por el expresionismo abstracto-, pero no me llama nada la atención el arte conceptual, que es lo que más se lleva hoy en día. Soy de los que piensa que el arte es principalmente estético, y que una obra debe transmitir sensaciones y emociones -que no sentimientos-. Respeto mucho a los sucesores del que un día plantó un urinario en un pedestal, a los que guardan una mierda en una lata o cubren un edificio con una lona, pero a mí eso no me transmite absolutamente nada, a lo mejor porque no lo entiendo... Y lo que me gusta tampoco os creais que entiendo muy bien por qué me gusta. Soy capaz de emocionarme y quedarme prendado delante de un cuadro, pero no tengo la capacidad de contar lo que me transmite, ni entiendo lo que dicen quienes si tienen esa capacidad. Por algo me costó sangre, sudor y lágrimas aprobar Historia del Arte Contemporáneo de 4º, la mayoría de los textos de los críticos de arte que tenía luego que relacionar entre sí en el examen me parecían infumables y por muchas veces que los leía no me enteraba de nada. Ni siquiera sabría describir lo que yo hago más allá de lo que he contado antes, por eso me gustaría que algún día, alguien con un mínimo conocimiento en crítica de arte hiciera una descripción de mi estilo y de mis principales cuadros.

A todo esto, llevaba desde diciembre sin pintar nada, esta vez principalmente por motivos laborales, y el domingo pasado por fin hice mi primer cuadro en unos cuantos meses. Es un paisaje de Peñíscola hecho a partir de una de las fotos que hice cuando estuve allí con el fin de pintar un cuadro basándome en alguna de ellas. Y la verdad es que estoy contento con como me ha quedado, ya que normalmente cuando me pongo tras una larga temporada sin pintar acuso la falta de práctica.

Espero poder seguir produciendo en las próximas semanas, y poder invitaros pronto a mi primera exposición. Como diría aquél, estamos trabajando en ello. Ya he dicho al principio que he tenido muchos altibajos, pero ahora me veo con ganas y quiero aprovecharlas.

Este paisaje marítimo lo pinté en 2009 a partir de una foto que me pasó mi amiga Miriam en una "colecta de fotos" que hice ese año y de la que salieron unos cuantos cuadros.

1 comentario:

Glauka dijo...

Ya sabes que la constancia y la paciencia tampoco son lo mío, pero en tu caso seguro que ha merecido la pena, sólo esperemos que no tardes medio siglo en repetir :)