jueves, 30 de junio de 2011

Muerte y vida

¿No habéis sentido alguna vez la frustración de que os encanta un disco, pero que lo tenéis tan trillado que lo volvéis a escuchar, y ya no lo disfrutáis como el principio, o incluso lo termináis aborreciendo? Es algo que ocurre cuando te gusta tanto un disco que lo escuchas demasiado, y al final ese disco suele terminar criando telarañas para la posteridad, pero a veces ocurre que años después, vuelves a coger ese disco, te lo pones en el coche o en el mp3, y no sólo lo vuelves a disfrutar, sino que llegas a descubrir matices que no habías captado en las decenas de veces que lo habías escuchado antes, y canciones que no eran de tus favoritas del disco, pasan encantarte, e incluso a gustarte más que las que en su día considerabas mejores.

Me gusta mucho escuchar música, y además voy a un montón de conciertos, pero en mi vida puedo destacar dos grupos que me han marcado. Uno fue Celtas Cortos, que fue el grupo con el que me inicié en la música... digamos "no infantil", fue cuando tenía 12 años y me regalaron el disco Nos vemos en los bares. Lo ponía a todas horas en casa, en el coche cuando me dejaban mis padres... y poco a poco fui consiguiendo el resto de su discografía, incluido un recopilatorio inédito en España que me compré en unas vacaciones en París, y he ido a nada menos que 15 conciertos suyos, incluso he conseguido que algunos miembros del grupo me saluden por la calle cuando me les encuentro.

Unos años después, me fui aficionando a la música más "dura", y allá por el 2003, descubrí a mi otro gran grupo: Avalanch. Un amigo me dejó su último disco El ángel caído, que me costó cogerle el punto, pero me terminó encantando, aunque por aquel entonces acababan de cambiar cuatro de los seis miembros de la banda, incluido el cantante, y estaban a punto de sacar el primer disco con su nueva formación: Los poetas han muerto, que supuso un cambio radical en su estilo, pero manteniendo algo de la esencia del anterior disco. Desde entonces han ido sacando discos, cada cual más complejo, y con todos me ha ido ocurriendo lo que comentaba en el primer párrafo. El último, El ladrón de sueños, salió a la venta hace año y medio y he tenido que dejar de escucharlo porque me se todas y cada una de las canciones de memoria. Pero no hay mal que por bien no venga. Tras varios meses sin escuchar a Avalanch, esta semana me dio por ponerme en el coche el anterior disco, Muerte y vida, que me lo compré el mismo día que salíó a la venta a principios de 2007 y hacía mucho tiempo que no lo escuchaba, y me ha ocurrido lo que comentaba antes, aun sabiéndomelo de memoria, lo he cogido como si fuera nuevo, y he empezado a disfrutar sobre todo las canciones que antes pasaban un poco más desapercibidas, aunque la verdad es que todas son muy buenas. ¿No os habéis preguntado por qué este blog se llama "Caminar sobre el agua"? pues es el título de una canción de este disco. La verdad es que pensé en otras canciones antes que en esta para titular el blog, pero ya estaban cogidas, así que me tuve que decidir por ésta.

¿Qué tienen Avalanch que no tengan otros grupos? Pues principalmente que supieron salirse del típico estereotipo heavy, no sólo a nivel estético, sino también en tener un cantante espectacular, pero que no se caracteriza por unos gritos agudos estratosféricos, han sabido captar influencias de otros estilos musicales, y sobre todo, que como son unos sentimentales y unos ñoños, y como yo también lo soy, pues me encantan sus letras. Tampoco podemos olvidar que en directo son sencillamente geniales, y lo digo con conocimiento de causa porque les he visto 9 veces. Incluídas locuras como cuando actuaron un día en Salamanca, y al día siguiente en Valladolid y fui a los dos conciertos, no podía ser menos; o una vez que con el carnet de conducir recién sacado, temperatura bajo cero, y una niebla muy espesa, me cogí el viejo Opel Corsa que tenía entonces, y me fui yo solo a un concierto a Palencia. Era la segunda vez que les veía, presentaban el disco Las ruinas del edén, y fue uno de los mejores conciertos que les recuerdo, aunque me quedo con el último, hace un año en la sala Porta Caeli de Valladolid. Espero que el próximo sea pronto,

Bueno, pues para despedirme, os regalo una de esas canciones que he re-descubierto. Que la disfrutéis.


miércoles, 29 de junio de 2011

Despedida

Esta tarde me he despedido de "mis chicos". Como sabéis, desde hace año y medio colaboro como voluntario en un centro para personas con discapacidad intelectual. Esta semana terminan las actividades hasta septiembre, aunque a algunos les veré a primeros de agosto en un viaje a Vigo al que me he apuntado.

Siempre me he considerado una persona comprometida, aparte de el tema político, que tantos quebraderos de cabeza y discusiones familiares me ha provocado (en esto soy la oveja negra de la familia), dentro de mis posibilidades, ocasionalmente he colaborado con ONGs, soy donante de sangre, órganos y médula... Pero a parte de esto, desde hace años tenía ganas de hacer algo de forma más activa, pero no me decidía símplemente porque tenía muy serias dudas de mi capacidad para hacer algo útil en estos ámbitos. El tema es que mis padres me animaron, y aprovechando que por trabajo están vinculados a este centro, fui a informarme, y aunque seguía dudando de mi capacidad para esto, y había algunas cosas que me echaban para atrás como el carácter religioso del centro, hice de tripas corazón, y me apunté como voluntario para ir dos días a la semana. Elegí de actividad manualidades porque se me da bien y está relacionado con lo que he estudiado.

El comienzo fue difícil, nunca había tratado directamente con esta gente tan "especial". Al principio se me caía el alma a los pies cuando les veía. Cómo algunos con 40 años, eran como niños de tres, totalmente dependientes, otros sólo decían palabras sueltas porque no eran capaces de articular una frase, y había alguno que directamente ni hablaba, aparte, hay también gente con nivel más alto con los que se puede mantener perféctamente una conversación que no sea demasiado complicada. Además, la discapacidad intelectual suele conllevar también taras físicas, aparte de la falta de coordinación y los rasgos faciales característicos, muchos, sobre todo los niveles más bajos, tienen más problemas de salud que las personas "normales". Las primeras semanas, me llegaba a plantear si para esta gente merecía la pena vivir así, me parecía un ambiente deprimente, y sobre todo, me sentía muy raro entre ellos, no sabía cómo tratarles, cómo hablarles, cómo iban a reaccionar... estaba cortadísimo, y constantemente me preguntaba "¿qué pinto yo aquí?", y se me pasaba constantemente por la cabeza la idea de dejarlo a las primeras de cambio, pero por suerte, decidí darme tiempo.

Con el tiempo, fui conociéndo mejor a "mis chicos", me fui dando cuenta de que a pesar de sus limitaciones, la mayoría son felices dentro de su mundo, tienen sus amigos, pareja, discusiones... son una gente realmente apasionante. Les voy a echar mucho de menos durante el verano. Se les coge un montón de cariño, tanto a los "mayores" como a los "pequeños". Parece mentira que por ejemplo, una persona que prácticamente inexpresiva, que no habla, y prácticamente no gesticula ni con las manos ni con la cara pueda ser tan fascinante, o los altibajos sentimentales de otra chica de mucho más nivel, que cada semana me va contando las novedades de su relación con un chico del centro por el que está pillada desde hace meses, y que para su desgracia, no parece que le haga mucho caso.

La verdad es que mi caso es un poco extraño dentro del centro, porque la inmensa mayoría son profesionales (que es como debe ser, por otro lado), y los pocos voluntarios que hay son en su mayoría gente que ha trabajado antes o ha hecho prácticas en el centro, o personas más mayores que lo tienen en cierto modo como un hobbie. De todas formas, siempre he pretendido que se me vea como uno más, y no como "el hijo de", que era uno de los temores que tenía, y en general, siempre se han portado muy bien conmigo. Algún profesional me ha comentado que le sorprendía que a mí me relajara y me sirviera para desconectar algo que para ellos es un trabajo duro y quizás no lo suficiéntemente remunerado, pero está claro que no es lo mismo dedicarle a una actividad 5 horas a la semana que dedicarle 40, ni se puede comparar hacer actividades divertidas con duchar a los chicos más dependientes, vestirles o cambiar pañales. Las cosas como son.

Este año, decidí apuntarme también a fúbol-sala, que pensé que sería como jugar con niños, y parece mentira como juegan los chavales, de hecho han quedado campeones de Castilla y León. Algunos me dan mil vueltas tanto física como técnicamente, (aunque ya expliqué en el post anterior que mis habilidades futbolísticas son bastante limitadas), y cuando echamos partidillo termino siempre reventado, aunque no me viene mal hacer algo de ejercicio. Los chicos del equipo en general son nobles, pero muy muy competitivos, se pican mucho, y alguna vez hemos tenido algún entrenamiento más "movidito" de la cuenta, pero en general, la experiencia me ha gustado y espero poder seguir la próxima temporada.

Resumiendo, creo que meterme en este berenjenal ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en los últimos años, y aunque estoy deseando encontrar trabajo, espero que cuando lo tenga, me permita seguir con esto. Así que si nada se tuerce, ¡nos vemos en septiembre! (...y a algunos antes en Vigo)

Foto de una tortuga que hice en la playa de Peñíscola con ayuda de alguno de los chicos

martes, 28 de junio de 2011

Test

Hace muchos años solía hacer de vez en cuando los típicos tests que luego se reenviaban por e-mail a todos tus amigos. Ahora ya como que no, porque son demasiado personales, pero he encontrado por aquí uno corto que me ha parecido divertido, así que procedo:

1. Tics o gestos ajenos que te sacan de quicio:
No soy la persona más indicada para hablar de tics, que alguno que otro también tengo, así que no voy a quejarme mucho. Sólo me molesta que me escupan al hablar, y por supuesto, las poses chonis en general.


2. Confiesa ¿cuál era tu mote en el colegio/instituto? ¿cuál es el mote más cruel que has puesto?
He tenido unos cuantos, en la Escuela de Arte estuve dos años siendo "el Malo" por un comentario malvado sobre la profesora de lengua, y en la resi de Salamanca me pusieron "Jaitower", por un personaje de Loca Academia de Policía que medía como tres metros de alto.
Yo no recuerdo haber puesto muchos. Ahora me viene a la cabeza "la Velocirraptor", una chica de la oficina de mi anterior trabajo, que iba siempre en tacones y no sabía andar con ellos.

3. Cuando eras pequeño, ¿qué querías ser de mayor?
Muchas cosas, cuando empezó la fiebre de Parque Jurásico y los dinosaurios estaban de moda, quería ser paleontólogo. Luego también futbolista, por supuesto, pero mis habilidades futbolísticas vienen a ser una mezcla entre Manucho, el Chino Losada, Cardetti y Dragan Ciric, así que tuve que desistir.

4. Palabrotas de cabecera.
Las normales que dice todo el mundo: cáspita, rayos, caracoles, eureka, cacapedoculopis...

5. Prenda de ropa/modelito que posees/has poseído y no te pondrías ni muerto.
Una camiseta que me regalaron, con un toro y dos rayas amarillas y rojas en los hombros, que no me pega mucho que digamos. Y ver punto 6.

6. ¿Qué te toca los cojones de tu pareja por mucho que lo quieras?
Hace muchos años que no tengo pareja, pero de la que tuve, me repateaba que quisiera cambiarme a su imagen y semejanza. Ella era más bien tirando a pijilla, y yo siempre la respeté, no intenté nunca que llevara camisetas negras de Iron Maiden, que era lo que me ponía yo en aquella época, mientras que ella pretendía que me cortara el pelo (por aquel entonces lo llevaba largo), que pensara como ella, y que me pusiera camisas, pantalones de pinza y náuticos. Aprovecho para añadir al punto 5 una camisa que me regaló que le quedaría muy bien a los chicos de la canción de "Amo a Laura", pero a mí como que no me pega mucho.

7.¿Cuál es el regalo más cutre que has hecho o te han hecho?
En Valencia, en semana santa, una chica con discapacidad intelectual del grupo que venía conmigo, me regaló una pulsera en la que ponía "Valencia" con la bandera de España de fondo. Sólo me la puse durante los días que estuve de vacaciones con los chicos, pero a pesar de que no fuera un regalo muy afortunado, me pareció un detallazo, lo hizo con la mejor intención del mundo y la guardo con mucho cariño.
También cabe mencionar los bolígrafos, carteras, o llaveros de propaganda del taller donde cambió el aceite del coche por última vez, o del bar donde echa la partida, que me regala habitualmente mi abuelo.

Ale, pues eso es todo amigos

lunes, 20 de junio de 2011

¿Liberación?

Tras seis meses de duro trabajo y de jornadas laborales eternas, parece que dentro de poco dejaré de tener que cubrir la baja que estoy cubriendo, y volveré a tener más tiempo libre y dejaré de estar enclaustrado horas y horas en la calle San Quirce. Así que voy a ir haciendo planes para cuando llegue el momento de la liberación:

-Volver a pintar. Llevo meses sin coger un pincel y tengo ganas de volver a ponerme y probar cosas nuevas.
-Volver a coger un libro, que me estoy idiotizando, llego tan cansado a casa que es leer media página y quedarme sobado.
-Importante: mirar cursos y ofertas de empleo más a fondo, y ponerme a echar currículums a todo lo que se mueva.
-Ver las exposiciones que hay en Valladolid, que hace que no veo una...
-Moverme a ver si puedo hacer yo una exposición.
-Hacer una nueva visita a Salamanca, y viajar también a otros lugares donde tengo amigos que han emigrado y que no suelo ver habitualmente. Y quedar también con amigos de aquí que hace tiempo que no veo.
-Ir de vez en cuando al cine, que también hace mucho que no voy. ¿Alguien se apunta?
-Arreglar la bici y salir de vez en cuando a hacer unos kilómetros.
-Salir de fiesta algún día por lo menos hasta cerrar Asklepios, que con el sueño que acumulo durante la semana, luego llega el finde y no aguanto nada.
-Tomarme un café de vez en cuando con todos vosotros.

También reconozco que soy más vago que el sastre de Tarzán, y que si hubiera querido podría haber hecho algunas de estas cosas, pero el horario de comercio es muy duro, y si encima le añades hora y  media antes de abrir, y un par de horitas después del cierre, y que muchos días me quedo a comer en la tienda, pues tiempo libre como que queda poco, y el poco tiempo que queda lo único que apetece es apoltronarse en el sofá. En fin, cómo echo de menos la vida de estudiante.

domingo, 19 de junio de 2011

Irracionalidad

Hace una semana, tres amigos y yo nos cogimos el coche y nos fuimos a pasar el fin de semana a Alicante. Mucha gente me decía que no lo entendía, otros, me decían que estábamos locos, y es que el motivo de nuestro viaje era nada más y nada menos que un partido de fútbol.
Tras el partido, que se saldó con derrota del Real Valladolid por 3-1 ante el Elche y la eliminación del play-off por el ascenso a Primera, los cuatro locos tuvimos una larga conversación nocturna sentados en la playa en la que reflexionamos sobre las pasiones que despierta este deporte.
Nos estuvimos preguntando qué es lo que hace que un simple juego, y un club que no deja de ser una empresa privada que ni nos va a dar de comer, ni nos va a dar un trabajo o un sueldo digno, nos puede hacer sufrir, saltar de alegría, deprimirnos, alterarnos, o gastar tiempo y dinero de forma totalmente irracional.
A pesar de tener la "sangre blanquivioleta", creo que siempre he sabido mantener la cabeza fría y no caer en la habitual costumbre de centrar mis iras en una cabeza de turco cuando las cosas salen mal, y menos aun en tener reacciones irresponsables o violentas, pero tengo gente cercana que se ha llegado a preocupar al saber que hace un año salí llorando del Camp Nou tras consumarse el descenso a Segunda, o que hace dos años salí del Benito Villamarín afónico y con los dedos doloridos de apretar los puños tras salvarnos agónicamente en Sevilla.
En la velada playera, nos preguntamos qué nos aporta preocuparnos tanto por algo que no nos debería afectar. Los cuatro estuvimos de acuerdo en que era un sentimiento totalmente irracional, como otros que tenemos los seres humanos, y la única respuesta fue que un día a la semana, durante 90 minutos nos olvidamos de nuestros problemas personales, económicos o laborales, y que cuando gana el Pucela, empezamos la siguiente semana con mejor cuerpo. Sin olvidar esos días en los que por un momento, fuimos infinitamente felices como el día del ascenso hace 4 años, la salvación épica en Sevilla, la última victoria en Gijón, o cualquiera de los goles de Javi Guerra en el último minuto.
El año que viene, volveremos a renovar el carnet, y creo que seguiremos haciéndolo por muchos años.
Foto: A.G. Encinas (El Norte de Castilla)

Ale, otro blog, a ver cuánto dura

Después de haber tenido varios blogs que he ido abandonando, abro uno nuevo varios años después del último con el fin de contar todo lo que se me pase por la cabeza y que me apetezca compartir. En principio pienso contar sobre todo vivencias personales, pero habrá de todo. Espero que os guste y que me dejeis vuestros comentarios