lunes, 12 de septiembre de 2011

Enjaulado


Media vida encerrado en una jaula. Unos cazadores me rescataron tras muchos años atrapado en una cueva en lo más profundo de la selva, pero ante la duda de si era un animal salvaje o podía ser domésticado, me encerraron en una jaula de la que ahora quiero salir.

Soy un animal en peligro de extinción. No sirvo para proteger la casa ni como animal de carga, a pesar de mi apariencia robusta no tengo demasiada fuerza y soy bastante miedoso. Tampoco soy agresivo, aunque de cachorro tuve alguna trifulca con quienes me hicieron entrar en la cueva, pero ahora sería incapaz de matar una mosca.

Muy poca gente se ha planteado llevarme a su casa, ya que no soy perro ni gato, y la gente suele ser reacia a adoptar animales exóticos. Sólo una persona se atrevió a sacarme de la jaula y a llevarme con ella, demostré que no soy peligroso y que soy dócil, quizás demasiado, pero una enfermedad suya y un ataque de ceguera y sordera que sufrí yo durante ese tiempo provocó que no me pudiera mantener y tuviera que volver a ser enjaulado. Vino a visitarme durante algún tiempo en el que yo miraba con cara de pena para que volviera a llevarme a su casa, pero terminé por esconderme debajo de la manta en las siguientes visitas, ya con la vista y el oído recuperados, y por no dejarme sacar de la jaula cuando por fin se decidió a volver a llevarme, tras lo cual, pasado algún tiempo, desistió y terminó por comprarse un perro.

Poco después, hubo un par de visitantes que se atrevieron a meter la mano entre los barrotes y a acariciarme, pero no pasaron de eso. Desde entonces, veo diariamente desde mi jaula como otros animales son paseados diariamente por sus dueños. Últimamente, he podido ver como había gente que se acercaba a la jaula mostrando curiosidad por mí, pero un temor, quizás infundado, a que los barrotes estén electrificados me impide acercarme. Otras veces he tratado de demostrar a algunos visitante curiosos que me hacían carantoñas que sé coger comida al vuelo, devolver un palo si me lo tiran o sentarme y dar la patita, pero o no les seducía la idea de llevarse a casa un bicho raro como yo, o ya tenían mascota.

Recientemente, han colocado a mi lado otras jaulas con gatos a los que la gente viene a visitar y con los que me comunico y mutuamente nos compadecemos. Algunos ya han pasado por varios hogares y seguramente no tardarán en ser adoptados de nuevo esperando no terminar en una gasolinera, pero no pierdo la esperanza de ser el próximo en salir. Los años que pasé en la cueva me marcaron mucho, pero quiero demostrarme que no tengo nada que envidiar a los animales domésticos tradicionales.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Verano de locura y desenfreno

Ya va tocando a su fin este verano "ni-ni" que me he pegado. Llevo un mes con un ritmo de vida que hacía años que no tenía, aunque tras dos años de muchísimo trabajo y jornadas maratonianas casi sin vacaciones, la verdad es que lo necesitaba. He salido de cañas casi todos los días, he trasnochado, casi he olvidado lo que es desayunar, les he pagado el sueldo de varios meses a los camareros del Peni y a los de la baguetería Cantarranas a base de pizzas de setas, de cuatro quesos y de queso de cabra con tomate (esta última ha sido todo un descubrimiento). Me temo que tendré que moderarme porque no quiero recuperar los 18 kilos que perdí hace dos años (y ya he recuperado unos cuantos), y sobre todo, porque el dinero que me queda tras los siete meses en Boecillo va reduciéndose a pasos agigantados entre esto y otros gastos como gasolina, el carnet del Pucela, mi primera multa por exceso de velocidad, tubos de pintura... y esta semana, las casetas regionales y las de la feria de día, que también han contribuido a que me metiera unas cuantas buenas dosis de calorías para el cuerpo.

Por lo demás, ha sido un mes muy intenso;  he hecho un par de viajes a Salamanca (del último acabo de llegar ahora) en los que he vuelto a ver a amigos que hacía tiempo que no veía, he ido a un par de concursos de pintura rápida, he jugado partidas interminables de jungle speed, he hecho nuevos amigos, me he ilusionado, me he desilusionado, he pasado alguna noche super intensa sobre todo emocionalmente, he hecho algo que no creí que sería capaz de hacer, me han duchado en calimocho, me he quedado en calzoncillos en medio de la plaza de Portugalete, he clausurado mi primera exposición, me he echado siestas de 3 y 4 horas...

Con el final del verano toca sentar un poco la cabeza. Necesito encontrar un trabajo ya como sea. De teleoperador o comercial no porque no valgo para engañar a la gente, pero salvo eso, acepto casi cualquier cosa. También ando mirando cursos. Quiero hacer algo útil con mi vida ya, porque mis padres me van a tener disponible siempre que me necesiten, pero no quiero estar siempre trabajando con ellos. También tengo ganas de volver a ver a mis chicos, y ahora que me acuerdo, tengo que hacer un decorado para una obra de teatro que van a hacer en noviembre y aún no he empezado, a ver si me pongo con ello. Ya hice otro decorado el año pasado y para ser el primero creo que no quedó mal. Prometo avisaros para el estreno.

¡Buenas noches!



Decorado que hice para la obra de teatro del año pasado

miércoles, 17 de agosto de 2011

Aburrimiento nocturno


Empiezo a escribir esto sin ninguna idea en concreto, símplemente son las 2 de la madrugada, y entre que me he levantado tarde y el calor que hace, no tengo nada de sueño. Me acabo de poner un disco de Rainbow en el Spotify y procedo a escribir lo que se me vaya ocurriendo.

Desde la última entrada que escribí, puedo contar que estuve una semana solo en casa, y aunque no os lo creais, no aproveché para montar ninguna fiesta ni para hacer ningún otro tipo de actividades. Lo de la fiesta no surgió, y lo otro... en fin... Eso si, salí casi todos los días, unos en plan tranqui al Peni y otros hasta las 5 de la mañana, conocí en persona a Alástor, cuyo blog sigo desde hace tiempo, y me pareció un tío muy majete, lástima que dentro de poco vuelva a su aldea de acogida. También hice una visita a una amiga palentina a esa gran área de servicio que hay a 50 km, camino de Santander (J.J. Vaquero dixit); jugué al Jungle Speed a oscuras en un bar con la luz de un móvil a las 5 de la mañana... en definitiva, cosas de lo más normales. Necesitaba una semana así, aunque entre salir de fiesta, dormir, comer en casa de mis abuelos (¿por qué TODAS las abuelas cocinan para el triple de gente de la que va a comer? y yo encima voy y me lo como todo), pasaban los días y no había cogido un pincel, cuando me había propuesto aprovechar estos días para pintar. Así que el sábado pasado, me cogí el coche y me fui a un concurso de pintura rápida a Quintanilla de Arriba, que hacía dos años que no iba a ninguno, y madre mía, ahora con la crisis hay una competencia increíble, viene gente de media España a intentar rascar un premio, algunos son auténticos profesionales. Yo que llegaba con toda la ilusión dispuesto a hacer lo que se hacer, con mi estilo particular, alejado del hiperrealismo que hacen casi todos... pero la verdad es que no tuve mi día, y aunque lo hubiera tenido, habría estado muy difícil, el nivel que había era impresionante. Estoy acostumbrado a pintar en casa a partir de fotos y no me acordaba de que pintar del natural es mucho más complicado. Voy a tener que hacer como algunos de los otros participantes del concurso, que se llevaban la cámara y una impresora en el coche. No se si algún día llegaré a ese nivel de profesionalización... La cuestión es que como de costumbre, no me llevé ningún premio, pero ya tengo otros concursos en la agenda para volver a intentarlo.

El domingo volvieron mis padres, y el lunes se suponía que terminaban las vacaciones, pero dado que ahora no hay mucho trabajo, mis padres me han concedido algunos días más de asueto (hay que reconocer que lo de Vigo no se pueden considerar del todo vacaciones, porque aunque me lo pasé bien, fue bastante estresante). Así que he aprovechado para levantarme tarde, pintar algún cuadro más, y hoy he aprovechado la tarde para hacer una visita al Patio Herreriano, que hacía varios años que no iba, y siempre viene bien para coger ideas. Después tenía la idea de ir por ahí a hacer fotos para pintar cuadros a partir de ellas, para lo cual me llevé la cámara reflex de mi madre, pero al salir del museo, me quedé con cara de tonto al ver que me la había dejado encendida y se había quedado sin batería, así que me pasé por las terrazas del Peni, el Cafetín y la zona de La Antigua a ver si me encontraba a alguien conocido, que suele ser muy habitual, pero en esta ocasión no tuve suerte, así que me fui para casa a ver el partido entre los dos representantes de este fútbol bipolar que tanto odio. A ver si empieza la liga cuanto antes y me centro en la segunda división, que hoy por hoy es lo que me interesa.

Por lo demás, me ha hecho ilusión la noticia de que tengo ofertas por algunos de los cuadros expuestos en Salamanca, aunque sólo los voy a vender si me ofrecen una cantida aceptable. Por suerte no necesito dinero urgentemente, y no estoy dispuesto a malvender ningún cuadro, son demasiado valiosos para mí. Pero a ver si al final voy a poder vivir de esto y todo... bueno, tanto como eso creo que no, pero estas cosas me animan a seguir pintando. Por cierto, ¿alguien sabe si en Valladolid hay algún sitio donde vendan óleo "Pizarro" o alguna otra marca barata? porque se me están terminando algunos colores, entre ellos el blanco, que es el más imprescindible de todos. Normalmente aprovecho para comprar cuando voy a Salamanca, pero mi próxima visita creo que será el próximo sábado por la tarde, y para entonces la tienda a la que voy estará cerrada.

No obstante, a Salamanca voy mucho, y quién sabe si un día volveré para quedarme... ¿Por qué no?

Este lo hice justo antes de irme a Vigo, y creo que es de los mejores que he hecho últimamente. Es una calle de Valladolid, ¿Seríais capaces de adivinar cuál?

martes, 9 de agosto de 2011

Fin de la aventura gallega y vacaciones

Ayer llegué a casa tras diez días en Vigo con los chicos. La experiencia ha sido positiva y me lo he pasado bien, pero no puedo negar que tantos días se me han hecho largos, que ha sido estresante y que he tenido momentos de bajón. Aunque también tengo que decir que ha sido el viaje en el que más he aprendido.

En esta ocasión, ya durante el viaje de ida tuvimos una conversación los tres cuidadores que íbamos en la que entre otras cosas, quedamos en que si algo no nos gustaba, decírnoslo, y así ha sido, y me he dado cuenta de que todavía me queda muchísimo por aprender y por conocer a muchos de los chicos.

Para empezar, tengo el problema de que por mi forma de ser, me cuesta muchísimo echar broncas, y a veces era demasiado permisivo con algún comportamiento inadecuado de alguno de los chicos. En concreto, había uno que me desesperaba. Era el más joven de todos los que viajaban y uno de los más jóvenes del centro. Me da pena porque tiene un nivel bastante alto pero unas habilidades sociales pésimas y demasiado ego. Apenas se relaciona con sus compañeros, quizá porque los considera inferiores, y como yo al principio no le paraba los pies, siempre intentaba ponerse a mi lado en las comidas o ir conmigo en las excursiones para ponerse a hablarme sobre la energía solar, sobre geología o sobre la resistencia de la piedra con respecto al ladrillo. El chico lee, investiga en internet, y es bastante culto para la discapacidad que tiene, y trata de demostrar que en algunas cosas puede saber más que las personas "normales", y como si no se le corta es capaz de dar la chapa durante horas, aburre hasta a las piedras. Aparte de esto, tuvo bastantes roces con algunos compañeros debido a su ego y a que siempre está a la defensiva. El chico es muy joven, lleva sólo un año en el centro y espero que vaya espabilando con el tiempo, capacidad creo que tiene. Por otro lado, había un hombrecillo con síndrome de Down super cariñoso, que se puso a llorar el último día cuando nos despedimos, y que además nos dio una sorprendente lección de dignidad en una discusión con el chico del que hablaba antes, de bastante más nivel que él. También me reía mucho con uno que está conmigo en el equipo de fútbol sala que iba casi siempre con camisetas del Real Madrid y no paraba de hacer bromas y hablar de fútbol, y en total, 16 chicos cada uno con "sus cosas".

Aparte de todo esto, he visto a unos amigos de Vigo que hacía años que no veía, he conocido las Islas Cíes, que son una pasada, me he puesto como un cangrejo y he degustado decenas de pinchos. Hay que importar a la meseta esa costumbre de servir siempre un pincho con la bebida aunque no lo pidas o un bollo/bizcocho con el café.

Ahora el plan es descansar esta semana que tengo vacaciones, ponerme a pintar a partir de mañana, ir algunos días a cebarme comer a casa de mis abuelos, beber moscatel con su correspondiente zapatilla en el Peni en buena compañía, y para los próximos fines de semana, tengo en la agenda varios concursos de pintura rápida, a ver si de una vez por todas rasco algún premio. Y por supuesto, que dentro de dos semanas empieza la liga y ahí volveremos a estar al pie del cañón.

Vista aérea de las Islas Cíes

miércoles, 27 de julio de 2011

De cómo pintar un cuadro puede cambiar por completo el estado de ánimo

Pues parece que al final la semana no está siendo tan dura como parecía. Tras pasar casi toda la mañana limpiando la tienda, he hablado con mis padres y aprovechando que no había mucho trabajo, me he quedado toda la tarde en casa pintando.

Van Gogh utilizaba la pintura como terapia para mantener a raya su locura. Yo no creo que llegue al extremo de cortarme una oreja, y menos de pegarme un tiro, pero últimamente necesitaba más que nunca desconectar del trabajo, y en general, de todas mis preocupaciones, que no son pocas, y últimamente pintando lo consigo.

Primero, abro en el ordenador la carpeta donde tengo las 68 fotos que hice el otro día, abro unas 4 o 5 veces cada una, al final, tras varias cribas, elijo una, la imprimo y me pongo manos a la obra. Síndrome del lienzo (en este caso tabla) en blanco (en este caso color madera, porque como empasto tanto, no me hace falta darle imprimación). El comienzo es la parte más difícil y pesada, pero según la cosa va tomando forma, el tiempo va pasando cada vez más deprisa mientras suenan un disco de Héroes del Silencio, otro de Gamma Ray, Beethoven R, y finalmente un rato la radio. En esto que llegan mis padres a casa, ven el cuadro sin terminar y me dicen que les está gustando, e incluso mi madre me dice que le gustaría ponerlo en la tienda. Presión añadida, porque a veces ocurre que por intentar hacer alguna cosa un poco innovadora, destrozas un cuadro cuando iba más o menos bien, por eso, aunque esta vez haya hecho una excepción, no me gusta enseñar los cuadros antes de tenerlos terminados. Y finalmente, llega la parte más divertida y a la vez más arriesgada, que es "hostiar" al cuadro para darle esa textura tan característica, me encanta... aunque mi padre no lo entienda y le gusten más los "preciosos" bodegones que hacíamos en primero de carrera cuando estábamos empezando a familiarizarnos con el óleo, e incluso me pregunte a veces que por qué no pinto "normal". Al final, estoy contento con el resultado, de todos los paisajes urbanos que he hecho, que tampoco son muchos, creo que este es el que mejor me ha quedado. Cuando esté seco pondré foto.

En definitiva, me he quedado a gusto, necesitaba volver a pintar y lo he hecho, sobre todo porque en los diez días que voy a estar en Vigo no voy a poder. Como siempre, he terminado mentalmente agotado, no os imagináis lo que cansa pintar. Hay que tomar un montón de decisiones sobre la marcha, ir improvisando, y a mí es algo que me relaja pero al mismo tiempo me satura. Supongo que es lo que hace que sea apasionante estar durante unas horas sumergido en un tablero de DM. Eso si, cuando el resultado final es bueno, es muy gratificante, al igual que es bastante frustrante cuando tras varias horas delante del caballete las cosas no salen como uno esperaba. Creo que estoy en un buen momento de inspiración, con ganas, y espero poder seguir pariendo nuevas criaturas después del viaje a Vigo.

...me encanta usarlas para "zurrar" al cuadro

lunes, 25 de julio de 2011

Cambiar de aires

Es la 1:15 de la noche y mañana madrugo, así que voy a ser breve. De todas formas, no tengo nada de sueño.

He pasado este fin de semana en Aguilar de Campóo, y he desconectado algo, al igual que el anterior finde en el festival Sonisphere, en Getafe, donde vi mi quinto concierto de Iron Maiden (y no me importaría verles otras cinco veces), y a otros grandes grupos. No obstante, entre semana, todo sigue igual. Madrugar, trabajar, comer, trabajar, dormir.

Casi todos los días miro ofertas de trabajo en la prensa y en internet, y mando curriculums a casi todo lo que no sea comercial o teleoperador. Hace un mes tuve una entrevista por teléfono para algo "de lo mío" pero no me han vuelto a llamar, y ahí sigo, dos años después, trabajando en algo que no me termina de gustar, y sobre todo, con mis padres, a los que quiero mucho y con los que me llevo bastante bien, pero que odio tenerles de jefes. Después de pasar los mejores años de mi vida en Salamanca, donde vivía a mi aire, sin tener que dar explicaciones a nadie cuando no iba a comer a casa, o cuando volvía un martes a las 4 de la mañana, es duro tener que volver a casa con los padres, pero tener que trabajar con ellos ya ni os lo podéis imaginar. Sobre todo cuando el estrés y la preocupación de sacar adelante el negocio en estos tiempos difíciles hacen que tengamos que hacer horas extras día si, día también, y que a menudo no estén de buen humor. Mientras no tenga otro trabajo, no pienso quedarme vagueando en casa mientras ellos se matan a trabajar incluso los fines de semana, pero tengo ganas de coger lo que sea. El otro día me llamaron para hacer una entrevista para trabajar de repartidor de pizzas, y pensaba ir aunque fuera sólo para informarme, pero entre que mis padres me insistieron para que "ni se me pasara por la cabeza", que no he cogido nunca una moto y a mi madre le dan pánico, y que ese día mi padre tenía mucho trabajo, al final consiguieron que no me presentara a la entrevista.

Sé que en estos tiempos es muy complicado que encuentre el trabajo de mi vida, y que para mi currículum, me aporta más estar trabajando en la tienda de mis padres que cualquier trabajillo-basura, pero tengo muchas ganas de cambiar de aires. En Boecillo, estuve siete meses haciendo un trabajo monótono y muy mal pagado, pero tenía unas compañeras con las que me llevaba genial, nos contábamos un montón de cosas, nos reíamos mucho, y eso hizo que mereciera la pena, y que al final hasta nos diera pena cuando se terminó.

Y sobre todo, necesito pintar, y ahora mismo no consigo sacar tiempo. Sé que no voy a vivir nunca de ello (salvo milagro), pero quiero probar cosas nuevas, quiero mejorar, quiero evolucionar, y pintando 3 o 4 cuadros al año es imposible. El pasado miércoles, al salir de la tienda, me cogí la cámara reflex de mi madre y me fui a hacer un montón de fotos por ahí para intentar sacar algún cuadro a partir de alguna de ellas, y espero poder ponerme pronto.

El próximo viernes me voy con algunos de "mis chicos" diez días a Vigo, donde seguro que me lo pasaré muy bien, y cuando vuelva, tendré todavía una semana de vacaciones que espero aprovechar para pintar, descansar, y correrme alguna que otra juerga. Aunque otra cosa que echo de menos, es irme de vacaciones con mis amigos. He hecho un montón de viajes con mi familia, y alguno con algún amigo a festivales o partidos de fútbol, pero me gustaría juntar a mi grupo de amigos de Salamanca, e irnos a algún sitio de vacaciones. Intenté organizar algo hace dos veranos, pero entre que el que no trabajaba tenía que estudiar, y otros tenían ya otros planes, no conseguimos sacar nada adelante. Espero que algún día podamos organizar algo, sobre todo ahora que muchos andamos por ahí desperdigados y nos vemos cada vez menos, y hay gente a la que ahora casi no veo con la que me gustaría charlar largo y tendido y ponernos un poco al día.

Por otro lado, esta semana, aunque va a ser corta, se presenta bastante estresante, así que de aquí al jueves, hago un llamamiento a todo el que quiera tomarse una caña en el Peni o donde sugerais a partir de las 8 de la tarde, porque estos días estoy necesitando más que nunca desconectar un poco del ambiente laboral/familiar, y esta semana no va a ser menos.

Pues nada, dije que iba a ser breve pero ya ha pasado una hora desde que empecé a escribir, así que nada, me voy a dormir que mañana hay que currar. Gracias a todos los que me leeis.



Vista desde lo alto de Peña Amaya, cerca de Aguilar, donde subimos este domingo, lo cual me provocó unas agujetas que me temo que tardarán unos días en desaparecer

martes, 19 de julio de 2011

Exposición

Como ya sabréis sobradamente los que me tenéis en el facebook y los que me veis habitualmente, este lunes inauguré en Salamanca mi primera exposición, que podeis visitar en el bar El Caleuche hasta el 30 de agosto. Llevaba desde hace varias semanas recorriéndome casi todos los bares de Valladolid que conozco que hacen exposiciones, y apuntándome en las interminables listas de espera que en algunos casos llegan a los dos años, y curiosamente, la oportunidad me tuvo que llegar donde aún no había buscado, en Salamanca, y de casualidad; un amigo que tiene agregado el perfil del bar en facebook vio un anuncio de que buscaban gente que quisiera exponer, me avisó, y por suerte fui el primero en llamar, y dos días después estaba allí montándolo todo por la mañana, y haciendo una pequeña inauguración con algunos amigos por la tarde.

La verdad es que todo esto me tiene un poco desbordado. Por lo general, me incomodan las situaciones en las que soy el protagonista, y durante estos días no he parado de recibir llamadas y notificaciones en el facebook. ¡y eso que es sólo una exposición en un bar! no obstante, a mí me ha hecho una ilusión tremenda ver mi nombre en la agenda cultural de algunos periódicos digitales y webs culturales de Salamanca, y al mismo tiempo, da cierto vértigo.

Como os comenté en una entrada anterior, he tenido muchos altibajos en los últimos años, pero ahora estoy con muchísimas ganas. De hecho, esta misma tarde he ido a comprar varias tablas para pintar, y en Salamanca, aproveché también para comprar tubos de pintura de varios colores que se me habían terminado (la marca que uso habitualmente no la he visto en ninguna tienda de Valladolid), y ahora que voy a tener más tiempo libre, pienso dedicarle tiempo a la pintura, porque aunque me gusta lo que hago, quiero probar cosas nuevas, experimentar, y en definitiva, evolucionar, porque llevo cuatro años haciendo prácticamente lo mismo, y pintando un cuadro cada cuatro meses es muy complicado.

Sé que es muy difícil que llegue a dedicarme a esto profesionalmente, casi imposible, pero quiero intentar hacerme un hueco en este mundillo aunque tenga que tener otro trabajo para subsistir... y para pagarme los materiales, ¡que valen una pasta!

De momento no he vendido ningún cuadro, aunque ya he recibido una oferta por uno de una conocida de mis padres. El problema es que no tengo ni idea de por cuánto venderlo, y sobre todo, que para mí es muy traumático que algo que he parido yo, algo que he creado y que tengo guardado con mucho mimo, tener que desprenderme de ello y no volver a verlo nunca más. Pero al fin y al cabo es inevitable, y es algo que tengo que asumir si quiero dedicarme a esto. Siempre me quedarán las fotos...

Otro problema que tengo es el que ya comenté en esa otra entrada. Si hago una exposición en una sala más especializada, tendré que hacer un folleto, y eso supone escribir algo, y ya he dicho que soy incapaz de soltar una parrafada y ponerme a filosofar sobre un cuadro o un conjunto de ellos. Todavía recuerdo hace tres años, cuando en un concurso de pintura rápida en Salamanca, estaba haciendo un cuadro que me estaba quedando fatal, y se me puso detrás un cámara de CyLTV, y una reportera se puso a hacerme preguntas sobre lo que estaba pintando, el estilo, en qué me había inspirado, cuáles eran mis influencias, si la abuela fuma, y no se cuantas cosas más. Salí del paso como pude contándole cuatro milongas que había oído por ahí, al fin y al cabo, nadie lo iba a entender, pero lo pasé fatal. Si a esto le sumamos que se me había olvidado el caballete en casa y estaba pintando sobre un cubo de basura, la situación sólo se podía calificar de esperpéntica. Así que espero que si tengo que escribir algo sobre lo que hago, poder convencer a algún profesor de la facultad con el que me lleve bien para que lo haga por mí.

Dicho esto, espero que los que me leais desde Salamanca os paseis y me deis vuestra opinión sobre la exposición, y a los de Valladolid, deciros que espero montar pronto una aquí. Os avisaré con tiempo.

PD: una encuesta: tengo un debate con mi madre sobre si mis cuadros quedan mejor con marco o sin marco. Tengo tres enmarcados, uno porque lo presenté a un concurso, y otros dos porque los colgó mi madre en casa, y yo creo que sin marco quedan mejor, aunque mi madre opina lo contrario. Así que espero que me deis vuestras opiniones.

Exposición en El Caleuche

jueves, 7 de julio de 2011

El juego de las sillas

Para la música, todos corren a sentarse en una silla y de nuevo anduve corto de reflejos. Paso los años jugando: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis... y por mucho que juego, siempre soy el más lento a pesar de haber cambiado varias veces la estrategia. Pasé mucho tiempo fijando mi objetivo en una sola silla y tratando de sentarme en esa aunque hubiera otras más cerca. Al principio, sólo quería sentarme en la que me senté la única vez que he ganado en este complicado juego. No era la más cómoda, pero en ella descansé una temporada tras mucho tiempo dando vueltas al círculo y quería repetir, ignorando que mientras estuve encima no paró de cojear, el respaldo estaba suelto y la madera sin pulir tenía astillas que a la más mínima se clavaban en la piel. Siempre me quedaba cerca, pero la victoria se me resistía. Pasado un tiempo, hice lo contrario, asumí que si me sentaba en esa silla se iba a romper y me iba a hacer daño, así que aunque absurdamente, llegamos a jugar durante un tiempo con el mismo número de sillas que de jugadores, esa silla era siempre la única que quedaba libre, por lo que de nuevo era yo el perdedor por no querer ocuparla.

Tras tirar esta silla al contenedor porque estaba totalmente rota, seguimos jugando y retomé el juego con más ganas que nunca, pero unas veces -las más- por falta de reflejos, y otras por ir a sentarme en una silla en la que no cabía, mi gafe se seguía prolongando. Y poco después, me obsesioné con probar una silla nueva, parecía muy cómoda y su diseño, moderno a la par que sencillo, me llamó la atención desde la primera vez que la vi. El que hacía las veces de árbitro se dio cuenta rápidamente de cual era mi objetivo, y ablandado por mis continuos fracasos, trataba de detener la música siempre cuando rondaba esa silla, pero ni por esas, el miedo a rayarla, mancharla o a que se rompiera me bloqueaba. Finalmente, aun creyendo que era la silla perfecta, resultó que tampoco me valía, por lo que tras meses de reintentarlo de forma testaruda, decidimos retirarla en consenso con los demás jugadores.

Tras haber aprendido de los errores, ha llegado un momento en el que la mayoría de las sillas me parecen aptas para sentarme, y he decidido no fijar mi atención en una en concreto. Aun así, se han dado casos en los que he intentado sentarme varias veces en una silla que ya estaba ocupada, otras en las que teniendo la silla vacía delante de mis narices me he tropezado en el momento más inoportuno y he terminado perdiendo, e incluso en algunas ocasiones, por absurdo que parezca, como Peter Griffin, he creído que se me había olvidado cómo sentarme.

Intento asumir que el triunfo llegará tarde o temprano, aunque el juego ya me aburre bastante, pero las idea de sentarme y descansar durante un tiempo también resulta muy tentadora.


PD: Me da vergüenza publicar esto, pero prometí que lo intentaría.

miércoles, 6 de julio de 2011

Mi confidente

Hace ya dos años que abandoné esa ciudad situada a 110 km. a la que desde entonces siempre he querido volver, aunque la visito frecuéntemente. Allí dejé muchos amigos a los que echo mucho de menos, algunos de los cuales también han tenido que emigrar, e incluso las últimas visitas me han servido para hacer nuevos amigos a los que también espero volver a ver pronto.

Lo peor de volver a Valladolid, aparte de las desventajas de volver a vivir con los padres, y tener que trabajar en el negocio familiar mientras encuentro otra cosa, ha sido que en muchos momentos me he sentido solo. Todos tenemos dentro cosas muy personales que necesitamos sacar, pero que sólo podemos contar a gente muy concreta con la que tenemos mucha confianza, y aquí no tenía a nadie. Mis antiguos amigos del instituto, por unas u otras razones fui rompiendo el contacto con ellos, así que en Valladolid sólo me quedaban mis primos, y mi hermano y sus amigos, con los que he estado saliendo este año muchos fines de semana y he pasado buenos ratos con muchos de ellos, pero se nota que no es mi grupo.

Por suerte, dentro de ese grupo conocí a una amiga con la que un buen día, casi de casualidad, empecé a chatear, y me transmitió tanta confianza que desde entonces, llevamos varios meses hablando por el tuenti-chat casi todos los días, nos hemos contado un montón de intimidades, nos hemos desahogado, nos hemos reído... y en definitiva nos hemos quitado mutuamente horas de sueño, de estudio, alguna de trabajo (pero eso no se lo digais a nadie), y de hacer otras muchas cosas. Así que esta entrada se la dedico a ella, sobre todo porque me ha ayudado a sacar muchas cosas que necesitaba soltarle a alguien o explotaba. Curiosamente, hemos hablado muchísimo más por el chat que en persona, a pesar de que vive a escasos metros de donde trabajo. Así que aprovecho para decirle por aquí que a ver cuándo puedo escaparme un rato del curro, o un día que salga un poco antes, y nos tomamos algo tranquilamente fuera del ambiente del Merino's (vinos asesinos) o Cantarranas.

Ya de paso, os invito a pasaros por su Mundo de Locos. Anoche le comentaba que me gustaría tener la capacidad que tiene ella y otras personas de hablar de mis experiencias más íntimas de forma menos directa, con sutileza, con metáforas y de modo que sólo lo entienda quien de verdad me conozca. Por desgracia, mis habilidades literarias son peores que las de un redactor del Marca, así que estoy es lo que hay. No obstante prometo intentarlo algún día, ya le estoy dando vueltas a ver qué se me ocurre. Permanezcan atentos...

martes, 5 de julio de 2011

... y volví a coger los pinceles (y las espátulas por supuesto)

Dicen que Bellas Artes es una carrera muy vocacional, quizás la más vocacional que existe. Sin embargo, mi vocación no ha hecho más que sufrir altibajos en los últimos años.

Decidí estudiar Bellas Artes porque se me daba más o menos bien dibujar, de pequeño me pasaba el día dibujando y era algo que me encantaba. Tenía claro que iba a dedicarme a algo relacionado con el arte (una vez que asumí que no valía para futbolista profesional). Pero sin embargo, con el paso de los años fui abandonando este hobbie. Aun así, creía que podría volver a ilusionarme y retomar esa afición, por lo que decidí empezar Bellas Artes tras hacer el bachillerato artístico.

El paso de los años hizo que al mismo tiempo que disfrutaba como un enano de mi estancia en Salamanca, me desilusionara cada vez más con la carrera. Iba aprobando las asignaturas con la ley del mínimo esfuerzo, pero no terminaba de disfrutar de lo que hacía, hasta que tras tres años de dudas, aparecieron dos profesores llamados Julio y Fernando que me hicieron descubrir un mundo nuevo que no había explorado lo suficiente: la Pintura. Básicamente, descubrí la diferencia entre el dibujo y la pintura, que aunque pueden complementarse, son totalmente diferentes. Dibujar ya me aburría, mientras que me di cuenta de que componer a partir de manchas de color podía ser apasionante.

Con Julio y Fernando aprendí a crear un estilo que he ido desarrollando en los últimos años a pesar de que en algunos momentos quizás me he estancado, o he hecho auténticas chapuzas por intentar evolucionar, pero de todo se aprende. Una de las pocas cosas que entendí de los textos de Greenberg (el crítico de arte más conocido del siglo XX) fue que la principal característica de la pintura moderna es que muestra claramente el plano bidimensional del cuadro, sin tratar de crear una ilusión de tridimensionalidad. Mis cuadros tienen como característica que cuando podrían estar terminados (gastando una burrada de pintura) los emborrono, unas veces con más acierto que en otras, con espátulas u otras herramientas. De forma que el cuadro queda totalmente "aplanado" y con una textura muy característica. Dicho así no parece que sea muy difícil, pero me costó mucho llegar a encontrar este estilo. Me dicen que soy un salvaje (los neoexpresionistas alemanes son conocidos como los "Nuevos Salvajes"), y en cierto modo creo que una de las principales características de mi pintura es que transmite fuerza e intranquilidad. Casualmente, tiene mucho en común con mis gustos musicales, supongo que va todo relacionado.

Mi principal problema ha sido que unas veces por vagancia, y otras por falta de tiempo, tan pronto me pasaba un verano entero pintando casi todos los días, como me tiraba medio año sin agarrar un pincel. Esta falta de constancia me ha impedido evolucionar, porque aunque creo en lo que hago, pienso que tengo mucho margen de mejora y muchísimo por aprender.

Otro de mis grandes problemas es que sinceramente, hay muchas cosas del mundo del arte que me superan totalmente. Para empezar, es algo que me gusta, pero reconozco que nunca ha llegado a apasionarme tanto como otras aficiones que tengo. Además, estoy muy cerrado en mi estilo y en los estilos que me han influido -desde las vanguardias pictóricas de principios del siglo XX a los neoexpresionistas de los 80, pasando por el expresionismo abstracto-, pero no me llama nada la atención el arte conceptual, que es lo que más se lleva hoy en día. Soy de los que piensa que el arte es principalmente estético, y que una obra debe transmitir sensaciones y emociones -que no sentimientos-. Respeto mucho a los sucesores del que un día plantó un urinario en un pedestal, a los que guardan una mierda en una lata o cubren un edificio con una lona, pero a mí eso no me transmite absolutamente nada, a lo mejor porque no lo entiendo... Y lo que me gusta tampoco os creais que entiendo muy bien por qué me gusta. Soy capaz de emocionarme y quedarme prendado delante de un cuadro, pero no tengo la capacidad de contar lo que me transmite, ni entiendo lo que dicen quienes si tienen esa capacidad. Por algo me costó sangre, sudor y lágrimas aprobar Historia del Arte Contemporáneo de 4º, la mayoría de los textos de los críticos de arte que tenía luego que relacionar entre sí en el examen me parecían infumables y por muchas veces que los leía no me enteraba de nada. Ni siquiera sabría describir lo que yo hago más allá de lo que he contado antes, por eso me gustaría que algún día, alguien con un mínimo conocimiento en crítica de arte hiciera una descripción de mi estilo y de mis principales cuadros.

A todo esto, llevaba desde diciembre sin pintar nada, esta vez principalmente por motivos laborales, y el domingo pasado por fin hice mi primer cuadro en unos cuantos meses. Es un paisaje de Peñíscola hecho a partir de una de las fotos que hice cuando estuve allí con el fin de pintar un cuadro basándome en alguna de ellas. Y la verdad es que estoy contento con como me ha quedado, ya que normalmente cuando me pongo tras una larga temporada sin pintar acuso la falta de práctica.

Espero poder seguir produciendo en las próximas semanas, y poder invitaros pronto a mi primera exposición. Como diría aquél, estamos trabajando en ello. Ya he dicho al principio que he tenido muchos altibajos, pero ahora me veo con ganas y quiero aprovecharlas.

Este paisaje marítimo lo pinté en 2009 a partir de una foto que me pasó mi amiga Miriam en una "colecta de fotos" que hice ese año y de la que salieron unos cuantos cuadros.

jueves, 30 de junio de 2011

Muerte y vida

¿No habéis sentido alguna vez la frustración de que os encanta un disco, pero que lo tenéis tan trillado que lo volvéis a escuchar, y ya no lo disfrutáis como el principio, o incluso lo termináis aborreciendo? Es algo que ocurre cuando te gusta tanto un disco que lo escuchas demasiado, y al final ese disco suele terminar criando telarañas para la posteridad, pero a veces ocurre que años después, vuelves a coger ese disco, te lo pones en el coche o en el mp3, y no sólo lo vuelves a disfrutar, sino que llegas a descubrir matices que no habías captado en las decenas de veces que lo habías escuchado antes, y canciones que no eran de tus favoritas del disco, pasan encantarte, e incluso a gustarte más que las que en su día considerabas mejores.

Me gusta mucho escuchar música, y además voy a un montón de conciertos, pero en mi vida puedo destacar dos grupos que me han marcado. Uno fue Celtas Cortos, que fue el grupo con el que me inicié en la música... digamos "no infantil", fue cuando tenía 12 años y me regalaron el disco Nos vemos en los bares. Lo ponía a todas horas en casa, en el coche cuando me dejaban mis padres... y poco a poco fui consiguiendo el resto de su discografía, incluido un recopilatorio inédito en España que me compré en unas vacaciones en París, y he ido a nada menos que 15 conciertos suyos, incluso he conseguido que algunos miembros del grupo me saluden por la calle cuando me les encuentro.

Unos años después, me fui aficionando a la música más "dura", y allá por el 2003, descubrí a mi otro gran grupo: Avalanch. Un amigo me dejó su último disco El ángel caído, que me costó cogerle el punto, pero me terminó encantando, aunque por aquel entonces acababan de cambiar cuatro de los seis miembros de la banda, incluido el cantante, y estaban a punto de sacar el primer disco con su nueva formación: Los poetas han muerto, que supuso un cambio radical en su estilo, pero manteniendo algo de la esencia del anterior disco. Desde entonces han ido sacando discos, cada cual más complejo, y con todos me ha ido ocurriendo lo que comentaba en el primer párrafo. El último, El ladrón de sueños, salió a la venta hace año y medio y he tenido que dejar de escucharlo porque me se todas y cada una de las canciones de memoria. Pero no hay mal que por bien no venga. Tras varios meses sin escuchar a Avalanch, esta semana me dio por ponerme en el coche el anterior disco, Muerte y vida, que me lo compré el mismo día que salíó a la venta a principios de 2007 y hacía mucho tiempo que no lo escuchaba, y me ha ocurrido lo que comentaba antes, aun sabiéndomelo de memoria, lo he cogido como si fuera nuevo, y he empezado a disfrutar sobre todo las canciones que antes pasaban un poco más desapercibidas, aunque la verdad es que todas son muy buenas. ¿No os habéis preguntado por qué este blog se llama "Caminar sobre el agua"? pues es el título de una canción de este disco. La verdad es que pensé en otras canciones antes que en esta para titular el blog, pero ya estaban cogidas, así que me tuve que decidir por ésta.

¿Qué tienen Avalanch que no tengan otros grupos? Pues principalmente que supieron salirse del típico estereotipo heavy, no sólo a nivel estético, sino también en tener un cantante espectacular, pero que no se caracteriza por unos gritos agudos estratosféricos, han sabido captar influencias de otros estilos musicales, y sobre todo, que como son unos sentimentales y unos ñoños, y como yo también lo soy, pues me encantan sus letras. Tampoco podemos olvidar que en directo son sencillamente geniales, y lo digo con conocimiento de causa porque les he visto 9 veces. Incluídas locuras como cuando actuaron un día en Salamanca, y al día siguiente en Valladolid y fui a los dos conciertos, no podía ser menos; o una vez que con el carnet de conducir recién sacado, temperatura bajo cero, y una niebla muy espesa, me cogí el viejo Opel Corsa que tenía entonces, y me fui yo solo a un concierto a Palencia. Era la segunda vez que les veía, presentaban el disco Las ruinas del edén, y fue uno de los mejores conciertos que les recuerdo, aunque me quedo con el último, hace un año en la sala Porta Caeli de Valladolid. Espero que el próximo sea pronto,

Bueno, pues para despedirme, os regalo una de esas canciones que he re-descubierto. Que la disfrutéis.


miércoles, 29 de junio de 2011

Despedida

Esta tarde me he despedido de "mis chicos". Como sabéis, desde hace año y medio colaboro como voluntario en un centro para personas con discapacidad intelectual. Esta semana terminan las actividades hasta septiembre, aunque a algunos les veré a primeros de agosto en un viaje a Vigo al que me he apuntado.

Siempre me he considerado una persona comprometida, aparte de el tema político, que tantos quebraderos de cabeza y discusiones familiares me ha provocado (en esto soy la oveja negra de la familia), dentro de mis posibilidades, ocasionalmente he colaborado con ONGs, soy donante de sangre, órganos y médula... Pero a parte de esto, desde hace años tenía ganas de hacer algo de forma más activa, pero no me decidía símplemente porque tenía muy serias dudas de mi capacidad para hacer algo útil en estos ámbitos. El tema es que mis padres me animaron, y aprovechando que por trabajo están vinculados a este centro, fui a informarme, y aunque seguía dudando de mi capacidad para esto, y había algunas cosas que me echaban para atrás como el carácter religioso del centro, hice de tripas corazón, y me apunté como voluntario para ir dos días a la semana. Elegí de actividad manualidades porque se me da bien y está relacionado con lo que he estudiado.

El comienzo fue difícil, nunca había tratado directamente con esta gente tan "especial". Al principio se me caía el alma a los pies cuando les veía. Cómo algunos con 40 años, eran como niños de tres, totalmente dependientes, otros sólo decían palabras sueltas porque no eran capaces de articular una frase, y había alguno que directamente ni hablaba, aparte, hay también gente con nivel más alto con los que se puede mantener perféctamente una conversación que no sea demasiado complicada. Además, la discapacidad intelectual suele conllevar también taras físicas, aparte de la falta de coordinación y los rasgos faciales característicos, muchos, sobre todo los niveles más bajos, tienen más problemas de salud que las personas "normales". Las primeras semanas, me llegaba a plantear si para esta gente merecía la pena vivir así, me parecía un ambiente deprimente, y sobre todo, me sentía muy raro entre ellos, no sabía cómo tratarles, cómo hablarles, cómo iban a reaccionar... estaba cortadísimo, y constantemente me preguntaba "¿qué pinto yo aquí?", y se me pasaba constantemente por la cabeza la idea de dejarlo a las primeras de cambio, pero por suerte, decidí darme tiempo.

Con el tiempo, fui conociéndo mejor a "mis chicos", me fui dando cuenta de que a pesar de sus limitaciones, la mayoría son felices dentro de su mundo, tienen sus amigos, pareja, discusiones... son una gente realmente apasionante. Les voy a echar mucho de menos durante el verano. Se les coge un montón de cariño, tanto a los "mayores" como a los "pequeños". Parece mentira que por ejemplo, una persona que prácticamente inexpresiva, que no habla, y prácticamente no gesticula ni con las manos ni con la cara pueda ser tan fascinante, o los altibajos sentimentales de otra chica de mucho más nivel, que cada semana me va contando las novedades de su relación con un chico del centro por el que está pillada desde hace meses, y que para su desgracia, no parece que le haga mucho caso.

La verdad es que mi caso es un poco extraño dentro del centro, porque la inmensa mayoría son profesionales (que es como debe ser, por otro lado), y los pocos voluntarios que hay son en su mayoría gente que ha trabajado antes o ha hecho prácticas en el centro, o personas más mayores que lo tienen en cierto modo como un hobbie. De todas formas, siempre he pretendido que se me vea como uno más, y no como "el hijo de", que era uno de los temores que tenía, y en general, siempre se han portado muy bien conmigo. Algún profesional me ha comentado que le sorprendía que a mí me relajara y me sirviera para desconectar algo que para ellos es un trabajo duro y quizás no lo suficiéntemente remunerado, pero está claro que no es lo mismo dedicarle a una actividad 5 horas a la semana que dedicarle 40, ni se puede comparar hacer actividades divertidas con duchar a los chicos más dependientes, vestirles o cambiar pañales. Las cosas como son.

Este año, decidí apuntarme también a fúbol-sala, que pensé que sería como jugar con niños, y parece mentira como juegan los chavales, de hecho han quedado campeones de Castilla y León. Algunos me dan mil vueltas tanto física como técnicamente, (aunque ya expliqué en el post anterior que mis habilidades futbolísticas son bastante limitadas), y cuando echamos partidillo termino siempre reventado, aunque no me viene mal hacer algo de ejercicio. Los chicos del equipo en general son nobles, pero muy muy competitivos, se pican mucho, y alguna vez hemos tenido algún entrenamiento más "movidito" de la cuenta, pero en general, la experiencia me ha gustado y espero poder seguir la próxima temporada.

Resumiendo, creo que meterme en este berenjenal ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en los últimos años, y aunque estoy deseando encontrar trabajo, espero que cuando lo tenga, me permita seguir con esto. Así que si nada se tuerce, ¡nos vemos en septiembre! (...y a algunos antes en Vigo)

Foto de una tortuga que hice en la playa de Peñíscola con ayuda de alguno de los chicos

martes, 28 de junio de 2011

Test

Hace muchos años solía hacer de vez en cuando los típicos tests que luego se reenviaban por e-mail a todos tus amigos. Ahora ya como que no, porque son demasiado personales, pero he encontrado por aquí uno corto que me ha parecido divertido, así que procedo:

1. Tics o gestos ajenos que te sacan de quicio:
No soy la persona más indicada para hablar de tics, que alguno que otro también tengo, así que no voy a quejarme mucho. Sólo me molesta que me escupan al hablar, y por supuesto, las poses chonis en general.


2. Confiesa ¿cuál era tu mote en el colegio/instituto? ¿cuál es el mote más cruel que has puesto?
He tenido unos cuantos, en la Escuela de Arte estuve dos años siendo "el Malo" por un comentario malvado sobre la profesora de lengua, y en la resi de Salamanca me pusieron "Jaitower", por un personaje de Loca Academia de Policía que medía como tres metros de alto.
Yo no recuerdo haber puesto muchos. Ahora me viene a la cabeza "la Velocirraptor", una chica de la oficina de mi anterior trabajo, que iba siempre en tacones y no sabía andar con ellos.

3. Cuando eras pequeño, ¿qué querías ser de mayor?
Muchas cosas, cuando empezó la fiebre de Parque Jurásico y los dinosaurios estaban de moda, quería ser paleontólogo. Luego también futbolista, por supuesto, pero mis habilidades futbolísticas vienen a ser una mezcla entre Manucho, el Chino Losada, Cardetti y Dragan Ciric, así que tuve que desistir.

4. Palabrotas de cabecera.
Las normales que dice todo el mundo: cáspita, rayos, caracoles, eureka, cacapedoculopis...

5. Prenda de ropa/modelito que posees/has poseído y no te pondrías ni muerto.
Una camiseta que me regalaron, con un toro y dos rayas amarillas y rojas en los hombros, que no me pega mucho que digamos. Y ver punto 6.

6. ¿Qué te toca los cojones de tu pareja por mucho que lo quieras?
Hace muchos años que no tengo pareja, pero de la que tuve, me repateaba que quisiera cambiarme a su imagen y semejanza. Ella era más bien tirando a pijilla, y yo siempre la respeté, no intenté nunca que llevara camisetas negras de Iron Maiden, que era lo que me ponía yo en aquella época, mientras que ella pretendía que me cortara el pelo (por aquel entonces lo llevaba largo), que pensara como ella, y que me pusiera camisas, pantalones de pinza y náuticos. Aprovecho para añadir al punto 5 una camisa que me regaló que le quedaría muy bien a los chicos de la canción de "Amo a Laura", pero a mí como que no me pega mucho.

7.¿Cuál es el regalo más cutre que has hecho o te han hecho?
En Valencia, en semana santa, una chica con discapacidad intelectual del grupo que venía conmigo, me regaló una pulsera en la que ponía "Valencia" con la bandera de España de fondo. Sólo me la puse durante los días que estuve de vacaciones con los chicos, pero a pesar de que no fuera un regalo muy afortunado, me pareció un detallazo, lo hizo con la mejor intención del mundo y la guardo con mucho cariño.
También cabe mencionar los bolígrafos, carteras, o llaveros de propaganda del taller donde cambió el aceite del coche por última vez, o del bar donde echa la partida, que me regala habitualmente mi abuelo.

Ale, pues eso es todo amigos

lunes, 20 de junio de 2011

¿Liberación?

Tras seis meses de duro trabajo y de jornadas laborales eternas, parece que dentro de poco dejaré de tener que cubrir la baja que estoy cubriendo, y volveré a tener más tiempo libre y dejaré de estar enclaustrado horas y horas en la calle San Quirce. Así que voy a ir haciendo planes para cuando llegue el momento de la liberación:

-Volver a pintar. Llevo meses sin coger un pincel y tengo ganas de volver a ponerme y probar cosas nuevas.
-Volver a coger un libro, que me estoy idiotizando, llego tan cansado a casa que es leer media página y quedarme sobado.
-Importante: mirar cursos y ofertas de empleo más a fondo, y ponerme a echar currículums a todo lo que se mueva.
-Ver las exposiciones que hay en Valladolid, que hace que no veo una...
-Moverme a ver si puedo hacer yo una exposición.
-Hacer una nueva visita a Salamanca, y viajar también a otros lugares donde tengo amigos que han emigrado y que no suelo ver habitualmente. Y quedar también con amigos de aquí que hace tiempo que no veo.
-Ir de vez en cuando al cine, que también hace mucho que no voy. ¿Alguien se apunta?
-Arreglar la bici y salir de vez en cuando a hacer unos kilómetros.
-Salir de fiesta algún día por lo menos hasta cerrar Asklepios, que con el sueño que acumulo durante la semana, luego llega el finde y no aguanto nada.
-Tomarme un café de vez en cuando con todos vosotros.

También reconozco que soy más vago que el sastre de Tarzán, y que si hubiera querido podría haber hecho algunas de estas cosas, pero el horario de comercio es muy duro, y si encima le añades hora y  media antes de abrir, y un par de horitas después del cierre, y que muchos días me quedo a comer en la tienda, pues tiempo libre como que queda poco, y el poco tiempo que queda lo único que apetece es apoltronarse en el sofá. En fin, cómo echo de menos la vida de estudiante.

domingo, 19 de junio de 2011

Irracionalidad

Hace una semana, tres amigos y yo nos cogimos el coche y nos fuimos a pasar el fin de semana a Alicante. Mucha gente me decía que no lo entendía, otros, me decían que estábamos locos, y es que el motivo de nuestro viaje era nada más y nada menos que un partido de fútbol.
Tras el partido, que se saldó con derrota del Real Valladolid por 3-1 ante el Elche y la eliminación del play-off por el ascenso a Primera, los cuatro locos tuvimos una larga conversación nocturna sentados en la playa en la que reflexionamos sobre las pasiones que despierta este deporte.
Nos estuvimos preguntando qué es lo que hace que un simple juego, y un club que no deja de ser una empresa privada que ni nos va a dar de comer, ni nos va a dar un trabajo o un sueldo digno, nos puede hacer sufrir, saltar de alegría, deprimirnos, alterarnos, o gastar tiempo y dinero de forma totalmente irracional.
A pesar de tener la "sangre blanquivioleta", creo que siempre he sabido mantener la cabeza fría y no caer en la habitual costumbre de centrar mis iras en una cabeza de turco cuando las cosas salen mal, y menos aun en tener reacciones irresponsables o violentas, pero tengo gente cercana que se ha llegado a preocupar al saber que hace un año salí llorando del Camp Nou tras consumarse el descenso a Segunda, o que hace dos años salí del Benito Villamarín afónico y con los dedos doloridos de apretar los puños tras salvarnos agónicamente en Sevilla.
En la velada playera, nos preguntamos qué nos aporta preocuparnos tanto por algo que no nos debería afectar. Los cuatro estuvimos de acuerdo en que era un sentimiento totalmente irracional, como otros que tenemos los seres humanos, y la única respuesta fue que un día a la semana, durante 90 minutos nos olvidamos de nuestros problemas personales, económicos o laborales, y que cuando gana el Pucela, empezamos la siguiente semana con mejor cuerpo. Sin olvidar esos días en los que por un momento, fuimos infinitamente felices como el día del ascenso hace 4 años, la salvación épica en Sevilla, la última victoria en Gijón, o cualquiera de los goles de Javi Guerra en el último minuto.
El año que viene, volveremos a renovar el carnet, y creo que seguiremos haciéndolo por muchos años.
Foto: A.G. Encinas (El Norte de Castilla)

Ale, otro blog, a ver cuánto dura

Después de haber tenido varios blogs que he ido abandonando, abro uno nuevo varios años después del último con el fin de contar todo lo que se me pase por la cabeza y que me apetezca compartir. En principio pienso contar sobre todo vivencias personales, pero habrá de todo. Espero que os guste y que me dejeis vuestros comentarios