jueves, 7 de julio de 2011

El juego de las sillas

Para la música, todos corren a sentarse en una silla y de nuevo anduve corto de reflejos. Paso los años jugando: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis... y por mucho que juego, siempre soy el más lento a pesar de haber cambiado varias veces la estrategia. Pasé mucho tiempo fijando mi objetivo en una sola silla y tratando de sentarme en esa aunque hubiera otras más cerca. Al principio, sólo quería sentarme en la que me senté la única vez que he ganado en este complicado juego. No era la más cómoda, pero en ella descansé una temporada tras mucho tiempo dando vueltas al círculo y quería repetir, ignorando que mientras estuve encima no paró de cojear, el respaldo estaba suelto y la madera sin pulir tenía astillas que a la más mínima se clavaban en la piel. Siempre me quedaba cerca, pero la victoria se me resistía. Pasado un tiempo, hice lo contrario, asumí que si me sentaba en esa silla se iba a romper y me iba a hacer daño, así que aunque absurdamente, llegamos a jugar durante un tiempo con el mismo número de sillas que de jugadores, esa silla era siempre la única que quedaba libre, por lo que de nuevo era yo el perdedor por no querer ocuparla.

Tras tirar esta silla al contenedor porque estaba totalmente rota, seguimos jugando y retomé el juego con más ganas que nunca, pero unas veces -las más- por falta de reflejos, y otras por ir a sentarme en una silla en la que no cabía, mi gafe se seguía prolongando. Y poco después, me obsesioné con probar una silla nueva, parecía muy cómoda y su diseño, moderno a la par que sencillo, me llamó la atención desde la primera vez que la vi. El que hacía las veces de árbitro se dio cuenta rápidamente de cual era mi objetivo, y ablandado por mis continuos fracasos, trataba de detener la música siempre cuando rondaba esa silla, pero ni por esas, el miedo a rayarla, mancharla o a que se rompiera me bloqueaba. Finalmente, aun creyendo que era la silla perfecta, resultó que tampoco me valía, por lo que tras meses de reintentarlo de forma testaruda, decidimos retirarla en consenso con los demás jugadores.

Tras haber aprendido de los errores, ha llegado un momento en el que la mayoría de las sillas me parecen aptas para sentarme, y he decidido no fijar mi atención en una en concreto. Aun así, se han dado casos en los que he intentado sentarme varias veces en una silla que ya estaba ocupada, otras en las que teniendo la silla vacía delante de mis narices me he tropezado en el momento más inoportuno y he terminado perdiendo, e incluso en algunas ocasiones, por absurdo que parezca, como Peter Griffin, he creído que se me había olvidado cómo sentarme.

Intento asumir que el triunfo llegará tarde o temprano, aunque el juego ya me aburre bastante, pero las idea de sentarme y descansar durante un tiempo también resulta muy tentadora.


PD: Me da vergüenza publicar esto, pero prometí que lo intentaría.

5 comentarios:

Paula Orobón dijo...

Ni se te ocurra borrarlo! cuando tengas 15 escritos a este le tendrás cariño =) me gusta la idea de haberse olvidado de cómo sentarse xD y creo que todos andamos jugando a ese juego desde preescolar, lástima que la seño no se diera cuenta de lo útil que podría llegar a ser

JBH dijo...

Ufff, con lo que me ha costado escribir este, como para escribir otros 14 :S
Bueno, creo que no lo voy a borrar, más que nada porque supongo que no lo leerá casi nadie. A ver si el próximo sale mejor

Jenn dijo...

Para ser el primero está muy bien, y explica muy bien, con esa gran metáfora, lo que muchos hacemos desde hace tantos años que nos da pereza contarlos.
Sigue haciéndolo, como te dice Glauka, le cogerás cariño, ya has empezado, has hecho lo más difícil, no lo dejes.
Puede parecer una bobada, pero escribirlo es una forma de liberarse del peso que oprime nuestros hombros y poder mirar con perspectiva lo que tanto nos pesa...

Alástor dijo...

Te digo lo mismo que la emperatriz del mundo de locos... no lo borres. A mí, personalmente, me gusta. Creo que hemos iniciado una interesante serie sobre juegos infantiles que se convierten en deportes de riesgo.
Es difícil olvidar nuestra primera silla favorita... yo al menos nunca lo he conseguido del todo. Y mira que ahora hay hasta sillones de hidromasaje...
Mis felicitaciones... y espero leer otro muy pronto.

Eriwen dijo...

ME vas a mandar a la mierda peeeero ¿sabes? hay un juego que de las sillas en el que nunca se pierde. Turno tras turno se van quitando sillas, lo que pasa es que los jugadores se van sentando unos encima de otros. Aqui sólo se gana si todos lo hacen. Curioso ¿verdad?