miércoles, 27 de julio de 2011

De cómo pintar un cuadro puede cambiar por completo el estado de ánimo

Pues parece que al final la semana no está siendo tan dura como parecía. Tras pasar casi toda la mañana limpiando la tienda, he hablado con mis padres y aprovechando que no había mucho trabajo, me he quedado toda la tarde en casa pintando.

Van Gogh utilizaba la pintura como terapia para mantener a raya su locura. Yo no creo que llegue al extremo de cortarme una oreja, y menos de pegarme un tiro, pero últimamente necesitaba más que nunca desconectar del trabajo, y en general, de todas mis preocupaciones, que no son pocas, y últimamente pintando lo consigo.

Primero, abro en el ordenador la carpeta donde tengo las 68 fotos que hice el otro día, abro unas 4 o 5 veces cada una, al final, tras varias cribas, elijo una, la imprimo y me pongo manos a la obra. Síndrome del lienzo (en este caso tabla) en blanco (en este caso color madera, porque como empasto tanto, no me hace falta darle imprimación). El comienzo es la parte más difícil y pesada, pero según la cosa va tomando forma, el tiempo va pasando cada vez más deprisa mientras suenan un disco de Héroes del Silencio, otro de Gamma Ray, Beethoven R, y finalmente un rato la radio. En esto que llegan mis padres a casa, ven el cuadro sin terminar y me dicen que les está gustando, e incluso mi madre me dice que le gustaría ponerlo en la tienda. Presión añadida, porque a veces ocurre que por intentar hacer alguna cosa un poco innovadora, destrozas un cuadro cuando iba más o menos bien, por eso, aunque esta vez haya hecho una excepción, no me gusta enseñar los cuadros antes de tenerlos terminados. Y finalmente, llega la parte más divertida y a la vez más arriesgada, que es "hostiar" al cuadro para darle esa textura tan característica, me encanta... aunque mi padre no lo entienda y le gusten más los "preciosos" bodegones que hacíamos en primero de carrera cuando estábamos empezando a familiarizarnos con el óleo, e incluso me pregunte a veces que por qué no pinto "normal". Al final, estoy contento con el resultado, de todos los paisajes urbanos que he hecho, que tampoco son muchos, creo que este es el que mejor me ha quedado. Cuando esté seco pondré foto.

En definitiva, me he quedado a gusto, necesitaba volver a pintar y lo he hecho, sobre todo porque en los diez días que voy a estar en Vigo no voy a poder. Como siempre, he terminado mentalmente agotado, no os imagináis lo que cansa pintar. Hay que tomar un montón de decisiones sobre la marcha, ir improvisando, y a mí es algo que me relaja pero al mismo tiempo me satura. Supongo que es lo que hace que sea apasionante estar durante unas horas sumergido en un tablero de DM. Eso si, cuando el resultado final es bueno, es muy gratificante, al igual que es bastante frustrante cuando tras varias horas delante del caballete las cosas no salen como uno esperaba. Creo que estoy en un buen momento de inspiración, con ganas, y espero poder seguir pariendo nuevas criaturas después del viaje a Vigo.

...me encanta usarlas para "zurrar" al cuadro

lunes, 25 de julio de 2011

Cambiar de aires

Es la 1:15 de la noche y mañana madrugo, así que voy a ser breve. De todas formas, no tengo nada de sueño.

He pasado este fin de semana en Aguilar de Campóo, y he desconectado algo, al igual que el anterior finde en el festival Sonisphere, en Getafe, donde vi mi quinto concierto de Iron Maiden (y no me importaría verles otras cinco veces), y a otros grandes grupos. No obstante, entre semana, todo sigue igual. Madrugar, trabajar, comer, trabajar, dormir.

Casi todos los días miro ofertas de trabajo en la prensa y en internet, y mando curriculums a casi todo lo que no sea comercial o teleoperador. Hace un mes tuve una entrevista por teléfono para algo "de lo mío" pero no me han vuelto a llamar, y ahí sigo, dos años después, trabajando en algo que no me termina de gustar, y sobre todo, con mis padres, a los que quiero mucho y con los que me llevo bastante bien, pero que odio tenerles de jefes. Después de pasar los mejores años de mi vida en Salamanca, donde vivía a mi aire, sin tener que dar explicaciones a nadie cuando no iba a comer a casa, o cuando volvía un martes a las 4 de la mañana, es duro tener que volver a casa con los padres, pero tener que trabajar con ellos ya ni os lo podéis imaginar. Sobre todo cuando el estrés y la preocupación de sacar adelante el negocio en estos tiempos difíciles hacen que tengamos que hacer horas extras día si, día también, y que a menudo no estén de buen humor. Mientras no tenga otro trabajo, no pienso quedarme vagueando en casa mientras ellos se matan a trabajar incluso los fines de semana, pero tengo ganas de coger lo que sea. El otro día me llamaron para hacer una entrevista para trabajar de repartidor de pizzas, y pensaba ir aunque fuera sólo para informarme, pero entre que mis padres me insistieron para que "ni se me pasara por la cabeza", que no he cogido nunca una moto y a mi madre le dan pánico, y que ese día mi padre tenía mucho trabajo, al final consiguieron que no me presentara a la entrevista.

Sé que en estos tiempos es muy complicado que encuentre el trabajo de mi vida, y que para mi currículum, me aporta más estar trabajando en la tienda de mis padres que cualquier trabajillo-basura, pero tengo muchas ganas de cambiar de aires. En Boecillo, estuve siete meses haciendo un trabajo monótono y muy mal pagado, pero tenía unas compañeras con las que me llevaba genial, nos contábamos un montón de cosas, nos reíamos mucho, y eso hizo que mereciera la pena, y que al final hasta nos diera pena cuando se terminó.

Y sobre todo, necesito pintar, y ahora mismo no consigo sacar tiempo. Sé que no voy a vivir nunca de ello (salvo milagro), pero quiero probar cosas nuevas, quiero mejorar, quiero evolucionar, y pintando 3 o 4 cuadros al año es imposible. El pasado miércoles, al salir de la tienda, me cogí la cámara reflex de mi madre y me fui a hacer un montón de fotos por ahí para intentar sacar algún cuadro a partir de alguna de ellas, y espero poder ponerme pronto.

El próximo viernes me voy con algunos de "mis chicos" diez días a Vigo, donde seguro que me lo pasaré muy bien, y cuando vuelva, tendré todavía una semana de vacaciones que espero aprovechar para pintar, descansar, y correrme alguna que otra juerga. Aunque otra cosa que echo de menos, es irme de vacaciones con mis amigos. He hecho un montón de viajes con mi familia, y alguno con algún amigo a festivales o partidos de fútbol, pero me gustaría juntar a mi grupo de amigos de Salamanca, e irnos a algún sitio de vacaciones. Intenté organizar algo hace dos veranos, pero entre que el que no trabajaba tenía que estudiar, y otros tenían ya otros planes, no conseguimos sacar nada adelante. Espero que algún día podamos organizar algo, sobre todo ahora que muchos andamos por ahí desperdigados y nos vemos cada vez menos, y hay gente a la que ahora casi no veo con la que me gustaría charlar largo y tendido y ponernos un poco al día.

Por otro lado, esta semana, aunque va a ser corta, se presenta bastante estresante, así que de aquí al jueves, hago un llamamiento a todo el que quiera tomarse una caña en el Peni o donde sugerais a partir de las 8 de la tarde, porque estos días estoy necesitando más que nunca desconectar un poco del ambiente laboral/familiar, y esta semana no va a ser menos.

Pues nada, dije que iba a ser breve pero ya ha pasado una hora desde que empecé a escribir, así que nada, me voy a dormir que mañana hay que currar. Gracias a todos los que me leeis.



Vista desde lo alto de Peña Amaya, cerca de Aguilar, donde subimos este domingo, lo cual me provocó unas agujetas que me temo que tardarán unos días en desaparecer

martes, 19 de julio de 2011

Exposición

Como ya sabréis sobradamente los que me tenéis en el facebook y los que me veis habitualmente, este lunes inauguré en Salamanca mi primera exposición, que podeis visitar en el bar El Caleuche hasta el 30 de agosto. Llevaba desde hace varias semanas recorriéndome casi todos los bares de Valladolid que conozco que hacen exposiciones, y apuntándome en las interminables listas de espera que en algunos casos llegan a los dos años, y curiosamente, la oportunidad me tuvo que llegar donde aún no había buscado, en Salamanca, y de casualidad; un amigo que tiene agregado el perfil del bar en facebook vio un anuncio de que buscaban gente que quisiera exponer, me avisó, y por suerte fui el primero en llamar, y dos días después estaba allí montándolo todo por la mañana, y haciendo una pequeña inauguración con algunos amigos por la tarde.

La verdad es que todo esto me tiene un poco desbordado. Por lo general, me incomodan las situaciones en las que soy el protagonista, y durante estos días no he parado de recibir llamadas y notificaciones en el facebook. ¡y eso que es sólo una exposición en un bar! no obstante, a mí me ha hecho una ilusión tremenda ver mi nombre en la agenda cultural de algunos periódicos digitales y webs culturales de Salamanca, y al mismo tiempo, da cierto vértigo.

Como os comenté en una entrada anterior, he tenido muchos altibajos en los últimos años, pero ahora estoy con muchísimas ganas. De hecho, esta misma tarde he ido a comprar varias tablas para pintar, y en Salamanca, aproveché también para comprar tubos de pintura de varios colores que se me habían terminado (la marca que uso habitualmente no la he visto en ninguna tienda de Valladolid), y ahora que voy a tener más tiempo libre, pienso dedicarle tiempo a la pintura, porque aunque me gusta lo que hago, quiero probar cosas nuevas, experimentar, y en definitiva, evolucionar, porque llevo cuatro años haciendo prácticamente lo mismo, y pintando un cuadro cada cuatro meses es muy complicado.

Sé que es muy difícil que llegue a dedicarme a esto profesionalmente, casi imposible, pero quiero intentar hacerme un hueco en este mundillo aunque tenga que tener otro trabajo para subsistir... y para pagarme los materiales, ¡que valen una pasta!

De momento no he vendido ningún cuadro, aunque ya he recibido una oferta por uno de una conocida de mis padres. El problema es que no tengo ni idea de por cuánto venderlo, y sobre todo, que para mí es muy traumático que algo que he parido yo, algo que he creado y que tengo guardado con mucho mimo, tener que desprenderme de ello y no volver a verlo nunca más. Pero al fin y al cabo es inevitable, y es algo que tengo que asumir si quiero dedicarme a esto. Siempre me quedarán las fotos...

Otro problema que tengo es el que ya comenté en esa otra entrada. Si hago una exposición en una sala más especializada, tendré que hacer un folleto, y eso supone escribir algo, y ya he dicho que soy incapaz de soltar una parrafada y ponerme a filosofar sobre un cuadro o un conjunto de ellos. Todavía recuerdo hace tres años, cuando en un concurso de pintura rápida en Salamanca, estaba haciendo un cuadro que me estaba quedando fatal, y se me puso detrás un cámara de CyLTV, y una reportera se puso a hacerme preguntas sobre lo que estaba pintando, el estilo, en qué me había inspirado, cuáles eran mis influencias, si la abuela fuma, y no se cuantas cosas más. Salí del paso como pude contándole cuatro milongas que había oído por ahí, al fin y al cabo, nadie lo iba a entender, pero lo pasé fatal. Si a esto le sumamos que se me había olvidado el caballete en casa y estaba pintando sobre un cubo de basura, la situación sólo se podía calificar de esperpéntica. Así que espero que si tengo que escribir algo sobre lo que hago, poder convencer a algún profesor de la facultad con el que me lleve bien para que lo haga por mí.

Dicho esto, espero que los que me leais desde Salamanca os paseis y me deis vuestra opinión sobre la exposición, y a los de Valladolid, deciros que espero montar pronto una aquí. Os avisaré con tiempo.

PD: una encuesta: tengo un debate con mi madre sobre si mis cuadros quedan mejor con marco o sin marco. Tengo tres enmarcados, uno porque lo presenté a un concurso, y otros dos porque los colgó mi madre en casa, y yo creo que sin marco quedan mejor, aunque mi madre opina lo contrario. Así que espero que me deis vuestras opiniones.

Exposición en El Caleuche

jueves, 7 de julio de 2011

El juego de las sillas

Para la música, todos corren a sentarse en una silla y de nuevo anduve corto de reflejos. Paso los años jugando: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis... y por mucho que juego, siempre soy el más lento a pesar de haber cambiado varias veces la estrategia. Pasé mucho tiempo fijando mi objetivo en una sola silla y tratando de sentarme en esa aunque hubiera otras más cerca. Al principio, sólo quería sentarme en la que me senté la única vez que he ganado en este complicado juego. No era la más cómoda, pero en ella descansé una temporada tras mucho tiempo dando vueltas al círculo y quería repetir, ignorando que mientras estuve encima no paró de cojear, el respaldo estaba suelto y la madera sin pulir tenía astillas que a la más mínima se clavaban en la piel. Siempre me quedaba cerca, pero la victoria se me resistía. Pasado un tiempo, hice lo contrario, asumí que si me sentaba en esa silla se iba a romper y me iba a hacer daño, así que aunque absurdamente, llegamos a jugar durante un tiempo con el mismo número de sillas que de jugadores, esa silla era siempre la única que quedaba libre, por lo que de nuevo era yo el perdedor por no querer ocuparla.

Tras tirar esta silla al contenedor porque estaba totalmente rota, seguimos jugando y retomé el juego con más ganas que nunca, pero unas veces -las más- por falta de reflejos, y otras por ir a sentarme en una silla en la que no cabía, mi gafe se seguía prolongando. Y poco después, me obsesioné con probar una silla nueva, parecía muy cómoda y su diseño, moderno a la par que sencillo, me llamó la atención desde la primera vez que la vi. El que hacía las veces de árbitro se dio cuenta rápidamente de cual era mi objetivo, y ablandado por mis continuos fracasos, trataba de detener la música siempre cuando rondaba esa silla, pero ni por esas, el miedo a rayarla, mancharla o a que se rompiera me bloqueaba. Finalmente, aun creyendo que era la silla perfecta, resultó que tampoco me valía, por lo que tras meses de reintentarlo de forma testaruda, decidimos retirarla en consenso con los demás jugadores.

Tras haber aprendido de los errores, ha llegado un momento en el que la mayoría de las sillas me parecen aptas para sentarme, y he decidido no fijar mi atención en una en concreto. Aun así, se han dado casos en los que he intentado sentarme varias veces en una silla que ya estaba ocupada, otras en las que teniendo la silla vacía delante de mis narices me he tropezado en el momento más inoportuno y he terminado perdiendo, e incluso en algunas ocasiones, por absurdo que parezca, como Peter Griffin, he creído que se me había olvidado cómo sentarme.

Intento asumir que el triunfo llegará tarde o temprano, aunque el juego ya me aburre bastante, pero las idea de sentarme y descansar durante un tiempo también resulta muy tentadora.


PD: Me da vergüenza publicar esto, pero prometí que lo intentaría.

miércoles, 6 de julio de 2011

Mi confidente

Hace ya dos años que abandoné esa ciudad situada a 110 km. a la que desde entonces siempre he querido volver, aunque la visito frecuéntemente. Allí dejé muchos amigos a los que echo mucho de menos, algunos de los cuales también han tenido que emigrar, e incluso las últimas visitas me han servido para hacer nuevos amigos a los que también espero volver a ver pronto.

Lo peor de volver a Valladolid, aparte de las desventajas de volver a vivir con los padres, y tener que trabajar en el negocio familiar mientras encuentro otra cosa, ha sido que en muchos momentos me he sentido solo. Todos tenemos dentro cosas muy personales que necesitamos sacar, pero que sólo podemos contar a gente muy concreta con la que tenemos mucha confianza, y aquí no tenía a nadie. Mis antiguos amigos del instituto, por unas u otras razones fui rompiendo el contacto con ellos, así que en Valladolid sólo me quedaban mis primos, y mi hermano y sus amigos, con los que he estado saliendo este año muchos fines de semana y he pasado buenos ratos con muchos de ellos, pero se nota que no es mi grupo.

Por suerte, dentro de ese grupo conocí a una amiga con la que un buen día, casi de casualidad, empecé a chatear, y me transmitió tanta confianza que desde entonces, llevamos varios meses hablando por el tuenti-chat casi todos los días, nos hemos contado un montón de intimidades, nos hemos desahogado, nos hemos reído... y en definitiva nos hemos quitado mutuamente horas de sueño, de estudio, alguna de trabajo (pero eso no se lo digais a nadie), y de hacer otras muchas cosas. Así que esta entrada se la dedico a ella, sobre todo porque me ha ayudado a sacar muchas cosas que necesitaba soltarle a alguien o explotaba. Curiosamente, hemos hablado muchísimo más por el chat que en persona, a pesar de que vive a escasos metros de donde trabajo. Así que aprovecho para decirle por aquí que a ver cuándo puedo escaparme un rato del curro, o un día que salga un poco antes, y nos tomamos algo tranquilamente fuera del ambiente del Merino's (vinos asesinos) o Cantarranas.

Ya de paso, os invito a pasaros por su Mundo de Locos. Anoche le comentaba que me gustaría tener la capacidad que tiene ella y otras personas de hablar de mis experiencias más íntimas de forma menos directa, con sutileza, con metáforas y de modo que sólo lo entienda quien de verdad me conozca. Por desgracia, mis habilidades literarias son peores que las de un redactor del Marca, así que estoy es lo que hay. No obstante prometo intentarlo algún día, ya le estoy dando vueltas a ver qué se me ocurre. Permanezcan atentos...

martes, 5 de julio de 2011

... y volví a coger los pinceles (y las espátulas por supuesto)

Dicen que Bellas Artes es una carrera muy vocacional, quizás la más vocacional que existe. Sin embargo, mi vocación no ha hecho más que sufrir altibajos en los últimos años.

Decidí estudiar Bellas Artes porque se me daba más o menos bien dibujar, de pequeño me pasaba el día dibujando y era algo que me encantaba. Tenía claro que iba a dedicarme a algo relacionado con el arte (una vez que asumí que no valía para futbolista profesional). Pero sin embargo, con el paso de los años fui abandonando este hobbie. Aun así, creía que podría volver a ilusionarme y retomar esa afición, por lo que decidí empezar Bellas Artes tras hacer el bachillerato artístico.

El paso de los años hizo que al mismo tiempo que disfrutaba como un enano de mi estancia en Salamanca, me desilusionara cada vez más con la carrera. Iba aprobando las asignaturas con la ley del mínimo esfuerzo, pero no terminaba de disfrutar de lo que hacía, hasta que tras tres años de dudas, aparecieron dos profesores llamados Julio y Fernando que me hicieron descubrir un mundo nuevo que no había explorado lo suficiente: la Pintura. Básicamente, descubrí la diferencia entre el dibujo y la pintura, que aunque pueden complementarse, son totalmente diferentes. Dibujar ya me aburría, mientras que me di cuenta de que componer a partir de manchas de color podía ser apasionante.

Con Julio y Fernando aprendí a crear un estilo que he ido desarrollando en los últimos años a pesar de que en algunos momentos quizás me he estancado, o he hecho auténticas chapuzas por intentar evolucionar, pero de todo se aprende. Una de las pocas cosas que entendí de los textos de Greenberg (el crítico de arte más conocido del siglo XX) fue que la principal característica de la pintura moderna es que muestra claramente el plano bidimensional del cuadro, sin tratar de crear una ilusión de tridimensionalidad. Mis cuadros tienen como característica que cuando podrían estar terminados (gastando una burrada de pintura) los emborrono, unas veces con más acierto que en otras, con espátulas u otras herramientas. De forma que el cuadro queda totalmente "aplanado" y con una textura muy característica. Dicho así no parece que sea muy difícil, pero me costó mucho llegar a encontrar este estilo. Me dicen que soy un salvaje (los neoexpresionistas alemanes son conocidos como los "Nuevos Salvajes"), y en cierto modo creo que una de las principales características de mi pintura es que transmite fuerza e intranquilidad. Casualmente, tiene mucho en común con mis gustos musicales, supongo que va todo relacionado.

Mi principal problema ha sido que unas veces por vagancia, y otras por falta de tiempo, tan pronto me pasaba un verano entero pintando casi todos los días, como me tiraba medio año sin agarrar un pincel. Esta falta de constancia me ha impedido evolucionar, porque aunque creo en lo que hago, pienso que tengo mucho margen de mejora y muchísimo por aprender.

Otro de mis grandes problemas es que sinceramente, hay muchas cosas del mundo del arte que me superan totalmente. Para empezar, es algo que me gusta, pero reconozco que nunca ha llegado a apasionarme tanto como otras aficiones que tengo. Además, estoy muy cerrado en mi estilo y en los estilos que me han influido -desde las vanguardias pictóricas de principios del siglo XX a los neoexpresionistas de los 80, pasando por el expresionismo abstracto-, pero no me llama nada la atención el arte conceptual, que es lo que más se lleva hoy en día. Soy de los que piensa que el arte es principalmente estético, y que una obra debe transmitir sensaciones y emociones -que no sentimientos-. Respeto mucho a los sucesores del que un día plantó un urinario en un pedestal, a los que guardan una mierda en una lata o cubren un edificio con una lona, pero a mí eso no me transmite absolutamente nada, a lo mejor porque no lo entiendo... Y lo que me gusta tampoco os creais que entiendo muy bien por qué me gusta. Soy capaz de emocionarme y quedarme prendado delante de un cuadro, pero no tengo la capacidad de contar lo que me transmite, ni entiendo lo que dicen quienes si tienen esa capacidad. Por algo me costó sangre, sudor y lágrimas aprobar Historia del Arte Contemporáneo de 4º, la mayoría de los textos de los críticos de arte que tenía luego que relacionar entre sí en el examen me parecían infumables y por muchas veces que los leía no me enteraba de nada. Ni siquiera sabría describir lo que yo hago más allá de lo que he contado antes, por eso me gustaría que algún día, alguien con un mínimo conocimiento en crítica de arte hiciera una descripción de mi estilo y de mis principales cuadros.

A todo esto, llevaba desde diciembre sin pintar nada, esta vez principalmente por motivos laborales, y el domingo pasado por fin hice mi primer cuadro en unos cuantos meses. Es un paisaje de Peñíscola hecho a partir de una de las fotos que hice cuando estuve allí con el fin de pintar un cuadro basándome en alguna de ellas. Y la verdad es que estoy contento con como me ha quedado, ya que normalmente cuando me pongo tras una larga temporada sin pintar acuso la falta de práctica.

Espero poder seguir produciendo en las próximas semanas, y poder invitaros pronto a mi primera exposición. Como diría aquél, estamos trabajando en ello. Ya he dicho al principio que he tenido muchos altibajos, pero ahora me veo con ganas y quiero aprovecharlas.

Este paisaje marítimo lo pinté en 2009 a partir de una foto que me pasó mi amiga Miriam en una "colecta de fotos" que hice ese año y de la que salieron unos cuantos cuadros.